El primero en dirigirse a la masa de funcionarios y correligionarios presentes no fue nadie más que “el” impugnado Adolfo Rodríguez Saá, candidato a senador nacional por San Luis y a gobernador por Buenos Aires. “Voy a ser un gran esfuerzo por unir el peronismo de Buenos Aires”, aseguró el ex gobernador, sin dar detalles de cómo cree que es legal presentarse a dos cargos mutuamente excluyentes.
Como es costumbre en esta clase de actos, Adolfo dedicó la mayoría de sus palabras a elogiar a su hermano Alberto, quien luego procedió a elogiarlo a él. “Voy a hacer un gran esfuerzo para que el Alberto pueda unir a todos los argentinos. Alberto es el más capaz, inteligente y preparado para los momentos que vive la Argentina”, sostuvo el senador.
Otro momento destacable del discurso de Adolfo fue cuando comentó que, a lo largo de sus mandatos, nuestra provincia pasó de ser un lugar “pobre, con ranchitos, triste y con mal de Chagas”, a convertirse en “un San Luis industrial, lleno de creatividad”. También fue notorio un pequeño furcio que tuvo el ex gobernador, al decir: “Yo le entregaba las viviendas a los padres de mis amigos”. Conciente de lo feo que sonó, después utilizó palabras como “compañeros” y “vecinos”.
Por su parte, Alberto, lejos de admitir que no hay figura política seria que se le acerque a nivel nacional, sostuvo que la razón por la cual le pidió a su hermano Adolfo que se postule a gobernador de Buenos Aires es porque en esa provincia “no hay un candidato peronista”.
Mucho más serio y centrado de lo que se lo vio en las payasescas internas del Peronismo Federal, el Gobernador repartió elogios a todos sus candidatos, dedicándole un párrafo aparte a quien ha designado como su sucesor, Claudio Poggi. “Señor candidato a gobernador, esta asamblea peronista le da autoridad a usted para que cambie todas las cosas que hayamos hecho mal y usted crea que las tiene que cambiar y que ratifique y siga el camino de todas las cosas que hemos hecho bien y nos hace sentir orgullosos”, concluyó Rodríguez Saá.
Ya frente al micrófono, Poggi demostró una impresionante y vigorosa capacidad para dirigirse a las masas, lejos de la tranquilidad que lo caracteriza como jefe de Gabinete. Luego de definirse como un “puntano por adopción” y de asegurar que nuestra provincia es su “patria” y su “lugar en el mundo”, el cordobés asumió, ante “todos los presentes y el pueblo de San Luis”, los siguientes compromisos:
1- “Garantizar la continuidad de un modelo de gestión que viene desarrollándose a partir del año 83, cambiando lo que haya que cambiar, pero siempre para más San Luis, más San Luis, más San Luis.
2- Cuidar la independencia económica, la soberanía política y la justicia social que ha alcanzado esta provincia.
3- Cuidar el pleno empleo, gobernar y generar trabajo, que es el ordenador social por excelencia.
4- Cuidar y velar por la inclusión social y digital.
5- Mantener y profundizar una provincia competitiva, que de gusto invertir en San Luis. Que genere trabajo genuino, cuidando los fondos públicos como se han venido cuidando y seguir invirtiendo la mitad del presupuesto en infraestructura para la calidad de vida y progreso de los puntanos.
6- Mantener un ambiente sano, coordinando entre el derecho y el progreso.
7- Ser humildes con los humildes y firme con los poderosos.
8- Tomar lo mejor de los gobiernos del Adolfo, la Alicia y el Alberto, mis maestros. Gracias por todo lo que me han enseñado”.
Cabe destacar que una vez terminado el discurso de Poggi, los hermanos Rodríguez Saá desaparecieron a toda velocidad del escenario y de la sede del PJ, dejando que su candidato a gobernador acapare toda la atención y sea el receptáculo de cientos de abrazos, besos y esperanzas.