El jefe del Programa de Epidemiología y Bioestadística contradijo lo que el ex ministro de Salud dijo sobre unos casos sospechosos de gripe A.

Minutos después de que el ministro jefe de Gabinete, Claudio Poggi, se hiciera cargo del despido del ex titular de Salud, Julio Quevedo, el Dr. Cristian Cano, jefe del Programa de Epidemiología y Bioestadística, contradijo notoriamente lo que Quevedo dijo en su último contacto con la prensa local. 

“El diagnóstico oficial del instituto Malbran es el virus común de la gripe que lamentablemente hizo una neumonía bilateral y la paciente está muy delicada en terapia intensiva”, aseguró el ex ministro el martes de la semana pasada, cuando fue consultado por el estado de salud de una enfermera del área de mujeres del hospital.

Por su parte, Cano, al referirse al mismo caso y a otro similar, dejó muy mal parado a su ex jefe, asegurando lo siguiente: “Existen dos casos sospechosos de gripe A no subtificados todavía, porque para esto hay que mandar las muestras pertinentes al Malbran. Cabe la posibilidad de que sea H2N3, que es el otro virus estacional que está circulando, pero los dos evolucionaron de muy buena manera. El primer panel respiratorio se hace en la unidad de vigilancia del hospital del Complejo Sanitario de Villa Mercedes. Esa muestra, específicamente, dio positiva para sincicial respiratorio. No fue positiva para gripe A, por lo tanto no hace falta enviar la muestra”.

Obviamente, estas declaraciones provocaron una oleada de preguntas por parte de la prensa presente para saber si Cano se refería a los mismos casos sobre los que Quevedo había informado. Cuando esto se confirmó y se suscitaron más preguntas, un nervioso Poggi comenzó a pedirle a la prensa que la terminara con las preguntas sobre este tema.

“Nosotros no hemos detectado casos graves o fallecidos hasta la fecha, pero nadie está diciendo que no hay circulación. Probablemente, el 90% de los casos (de todo tipo de gripe) están cursando su fase clínica en forma ambulatoria, y no están llegando al sistema”, concluyó Cano, pintando un panorama más veraz que las utopías de Quevedo.