La prematurez es la primera causa de mortalidad infantil en Argentina en menores de 1 año: mueren más de 4.500 bebés prematuros cada año.

La prematurez es la primera causa de mortalidad infantil en Argentina en menores de 1 año, ya que mueren más de 4.500 bebés prematuros cada año. Según una encuesta realizada en 153 hospitales por UNICEF, en el 54% de los servicios de neonatología hubo niños y niñas que en los últimos meses fallecieron sin la compañía de su familia y sólo el 39% permite el ingreso irrestricto de los padres.

Está demostrado que el acompañamiento continuo por parte de la familia durante la internación presenta múltiples ventajas para la recuperación integral del pequeño y en ese marco, UNICEF promueve la “Semana del Prematuro” para concientizar sobre su derecho al acompañamiento permanente.

UNICEF Argentina presenta por segundo año la campaña “Semana del Prematuro” con el objetivo de instalar en la agenda pública la problemática de la prematurez desde una perspectiva de derechos y con la participación tanto de los equipos de salud como principales líderes para el cambio como, en especial, de la familia y la comunidad. Este año se trata de sensibilizar sobre el derecho de todo recién nacido a estar acompañado por su familia todo el tiempo.

Con el propósito de identificar las principales barreras y facilitadores para la garantía de este derecho, UNICEF realizó una encuesta en los 153 servicios de neonatología que participan activamente en la campaña. La muestra quedó constituida por 130 servicios en su mayoría públicos (74%), que asisten más de 1000 partos por año (82%), ubicados en todo el país, con mayor concentración en CABA y provincia de Buenos Aires pero con al menos un servicio por provincia.

Los resultados mostraron que sólo el 39% tiene ingreso irrestricto durante día y noche para ambos padres. En 4 de cada 10 servicios los padres son considerados como visita y se colocan carteles con horarios de visitas, timbres y/o intercomunicadores.  En menor medida (10%) no se autoriza el ingreso de los abuelos y hermanos y si lo hacen es en días preestablecidos.

Las principales barreras para el cumplimiento del derecho N º9 del decálogo de UNICEF sobre los derechos de los niños y niñas prematuros son: falta de conocimiento, barreras físicas, organizacionales, socio-económicas y culturales.

En relación a la falta de conocimiento se reconoce que solo la mitad de los padres son informados sobre este derecho (52,5%). Los profesionales del equipo de salud perciben que solo la mitad conoce los beneficios comprobados científicamente del acompañamiento todo el tiempo. Un escaso porcentaje (17%) conoce bien o muy bien las leyes y convenciones vigentes que amparan este derecho.

Existen barreras físicas que no permiten el acompañamiento y que van desde no contar con lugares de descanso y/o distención para los padres de los prematuros y RN internados (6 de cada 10 servicios) hasta no contar con sillas (2 de cada 10). Sólo el 18% tiene un espacio físico (salón, estar) definido para que los padres, hermanos, seres próximos reciban educación sobre cuidados del prematuro, hagan reuniones grupales y/o intercambien experiencias. La barrera física más crítica es que el 43% no cuenta con residencias para madres.  Además, en 4 de cada 10 unidades no hay un espacio físico para que la familia de un niño o niña que muere pueda acompañarse mutuamente

Las principales barreras organizacionales se dan porque no todo el personal a cargo del cuidado del recién nacido colabora con la inclusión de los padres en los cuidados progresivos de sus hijos. Esta función de monitoreo multiparamétrico se ve en muchos casos limitado a que los padres cambien el pañal o bañen su hijo. Su participación o
colaboración en otras prácticas, probadamente efectivas se da en menor medida. Cuando es necesario efectuar procedimientos en un prematuro,  9 de cada 10 padres debe retirarse y en el 54% de los servicios hubo niños y niñas que en los últimos meses, fallecieron sin la compañía de su familia.

Por ello, UNICEF busca sensibilizar sobre el derecho de todo recién nacido a estar acompañado por su familia todo el tiempo. Está demostrado que la activa participación de los padres tiene múltiples beneficios para la recuperación integral del niño y la reducción de la mortalidad.

En primer lugar, permite ahorrar horas de enfermería neonatal, que es un recurso humano crítico pero siempre insuficiente en número. Los padres asumen tareas de fácil aprendizaje (por ejemplo alimentar a sus bebés por sonda nasogástrica) y de esta manera, las enfermeras pueden ocuparse más eficientemente de los pacientes más críticos.

En segundo lugar, incrementa el porcentaje de alimentación a pecho al alta en recién nacidos prematuros: más del 80% de los recién nacidos de muy bajo peso egresan con alimentación a pecho, una de las medidas más reconocidas para disminuir la mortalidad infantil.

En tercer lugar, incorpora en las terapias neonatales el “monitoreo multiparamétrico” de los hijos que permite la detección precoz de problemas por parte de los padres que gracias a su permanencia continua, conocen rápidamente el estado de sus hijos y detectan los cambios.

Estadísticas sobre prematurez

En Argentina, cada año nacen algo más de 740.000 niños y niñas (745.336 en 2009) de los cuales el 8% (60.000) nace antes de las 37 semanas de gestación, es decir que son prematuros[2]. De la totalidad de los nacidos, el 7,5% (55.900) pesa al nacer menos de 2.500 g, y el 1,1% pesa al nacer menos de 1.500 g (8.144)[3].

Si bien proporcionalmente los nacimientos prematuros pueden parecer relativamente pocos, el 50% de los niños y las niñas que fallecen por año en Argentina antes de cumplir el año de edad, son prematuros, es decir, cerca de 4.500 niños. Los recién nacidos con un peso menor a 1.500 g que son mucho menos, representan el 33% del total de muertes. Esto quiere decir que la prematurez es la primera causa de la mortalidad infantil en Argentina y que los que nacen con menos de 1.500 g son nuestra prioridad (Gráfico 1). La prematurez es parcialmente prevenible.

La morbilidad y la sobrevida de los recién nacidos prematuros es muy diferente dependiendo de la edad gestacional y el peso con el que nacen. Cuantas menos semanas de gestación y menor peso tienen, mayor es su inmadurez, su vulnerabilidad ante los eventos adversos y, por lo tanto, el riesgo de morir. En los últimos 10 años se ha logrado mejorar la sobrevida en el grupo de los recién nacidos con un peso entre 1.501 g y 2.500 g: sobrevive el 98% de los que pesan entre 2.000 y 2.500 g, y el 93% de los de entre 1.501 g y 1.999 g.

Por el contrario, la sobrevida de los prematuros que pesan al nacer menos de 1.500 g deja un espacio para la mejora: sólo el 63% sobrevive mientras que en países industrializados, y en muy pocas instituciones de nuestro país, la sobrevida alcanza el 90%. Estos valores reflejan la inequidad que existe en el acceso a una atención altamente especializada de estos recién nacidos y la presencia de muchos otros factores de riesgo que podrían estar determinando una sobrevida menor.