Pediatra del Poder Judicial cierra su consultorio privado para evitar seguir recibiendo sanciones del Superior Tribunal.  En este momento, en que bruscamente debo cerrar mi consultorio por una “IN-Justa” resolución de la Justicia Provincial, no es tanto el dolor que me provoca el dejar de ocupar gran parte de la tarde destinado a disfrutar de un trabajo al que amo profundamente, como sí lo es el tener que, de un día para otro, dejar literalmente “abandonados” a mis pacientes (fundamentalmente a los que sigo y acompaño en su crecimiento desde hace muchos años).

Quienes me conocen desde siempre, saben que nunca usé la medicina para lucrar.
Desde que llegué a San Luis en abril de 1981 dediqué mi vida a la salud comunitaria.  Si bien en ese momento me asocié al Círculo Médico de San Luis, casi no realizaba atención privada, porque al ocupar los cargos de Jefe de Salud Escolar, primero y Jefe de Maternidad e Infancia después, dediqué más de 13 años a continuar capacitándome y a brindar lo que más podía de mí en el ámbito de la Salud Pública (por esa razón, tal vez me conocían más en el interior provincial que en la ciudad, en el ámbito privado). 

Tal vez lo más relevante fue el haber hecho la Libreta de Salud, y el empeño que le puse (primero durante un año para vencer los escollos burocráticos hasta lograr que se convirtiera en Ley Provincial su uso obligatorio) y luego, durante años, visitar a obstetras y pediatras de los ámbitos públicos y privados para convencerlos de los beneficios que nos acarrearía (y acarrea) su implementación.  

Fueron muchos los años destinados a fomentar los controles de embarazo; el parto institucional;  la atención institucional del recién nacido y los controles de Crecimiento y Desarrollo de niños/as y adolescentes, usando como instrumento base, precisamente, la Libreta de Salud. 
En el interior provincial dediqué muchos años a la capacitación en servicio de Médicos generalistas, enfermeras y Agentes Sanitarios, promoviendo las acciones de Atención Primaria de la salud.

Recién cuando mis hijos se iban a estudiar a la universidad, en Córdoba, decidí  dedicarle más atención al consultorio particular porque un simple salario no era suficiente para ayudarlos.

A pesar de tener mis serias diferencias con el gobierno provincial (esencialmente por lo que se dejaba de hacer en salud), gozaba de un gran respeto.

Cuando se decidió traer a la provincia un equipo de “ilustres”, transformar la Subsecretaría de Salud Pública en Ministerio de Salud, parecía que por fin alcanzaría relevancia este aspecto. 

Lamentablemente no fue así.  Quien ocupó ese cargo (acuñado desde el gobierno menemista) sólo tuvo interés por el aspecto empresarial de la salud (y le sacó un buen provecho personal).

Allí es cuando me despidieron del programa de Salud Materno Infanto Juvenil (mientras paralelamente (y paradójicamente) era premiado por la OPS (Organización Panamericana de la Salud) por ser el jefe de Programa Provincial que mayor cantidad de capacitaciones estaba realizando en el país, principalmente en los programas de Control de Enfermedades Diarreicas e Infecciones Respiratorias Agudas (Las dos patologías que mayor morbilidad y mortalidad provocan en menores de cinco años en época estival e invernal respectivamente).  Para ello fui invitado a exponer la experiencia en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) en una reunión de Jefes de Programas Nacionales.

A poco de regresar, me enteré que se me había “aceptado la renuncia”.

En 1994 gané un Concurso de Antecedentes y Oposición en el Poder Judicial de la Provincia, ingresando el 10/05/95 a ocupar el cargo de “Médico clínico especializado en menores” en el Cuerpo Profesional Auxiliar de los Juzgados de
Familia y Menores.  (Cargo que era del Escalafón Administrativo -Jefe de Despacho-  y que en los 16 años que pasaron, nunca fuimos incorporados al escalafón Profesional que se aprobó en el Estatuto del Empleado Judicial hace algunos años).  En este cargo NO SE PAGA BLOQUEO DE TITULO (como sí ocurre en la Carrera Sanitaria).

Si bien la Ley Orgánica de la Administración de Justicia establece en su Artículo 13, inc. 4, que está prohibido el ejercicio de profesiones liberales, o trabajar con estudios jurídicos, abogados, escribanos, contadores, procuradores, etc.,  es un ley hecha casi 40 años antes de que existiéramos los profesionales no abogados en el P. Judicial., por lo que al ingresar consultamos sobre la misma, informándonos que a nosotros no nos comprendía y podíamos continuar con nuestra actividad privada.

Tanto es así que durante el primer año de trabajo, no había un consultorio en el edificio del poder judicial y a los niños que debía examinar los citaba directamente a mi consultorio (si estaba de guardia en alguna institución, me los llevaban en móvil policial).  Era “tan legal, que tuve como pacientes a hijos y familiares de muchos funcionarios y magistrados”.

Por otra parte, cabe aclarar, que la tarea en el Poder Judicial es netamente pericial y que no tiene absolutamente nada que ver con la tarea asistencial.

Por el contrario, la tarea pericial se nutre de los conocimientos y la experiencia adquirida en el campo de la clínica.

Además de esto, he desarrollado actividad docente;  he realizado (y realizo) cursos de Capacitación Continua en Pediatría (Presenciales y Virtuales) en forma ininterrumpida desde 1992.  De realizar un curso trianual de Atención Integral de Adolescentes en la Facultad de Medicina Virtual (de la U.B.A.), pasé a ser tutor del mismo curso, a pedido de su Directora, durante otros tres años en que abandoné por falta de tiempo.

Comprometido con mi tarea en el Poder Judicial fui creador dentro de la SAP (Sociedad Argentina de Pediatría) del “Comité de Prevención y Atención al Maltrato y Abuso de Niñas/os y Adolescentes”, habiendo realizado actividad de capacitación a colegas, a docentes de escuelas, a Equipos de Salud en Centros de Atención Primaria, y otros.

Desde el 2011, soy referente provincial de un Programa de Prevención de Adicciones (Convenio S.A.P.-UNICEF), y junto a un Equipo de Colegas Talleristas, estamos implementando este programa en la escuela Rosenda Quiroga, de la Ciudad de La Punta.

En el Poder Judicial estoy inscripto como Capacitador dentro de la Plataforma Virtual recientemente creada.  Desde hace más de 12 años vengo integrando las Comisiones Directivas de la Sociedad Argentina de Pediatría en distintos cargos.

Si menciono todo lo anterior (somero resumen de mi actividad profesional) es para mostrar:
1) En primer lugar, que no me mueve un interés de lucro en el ejercicio de mi profesión.
2) La actividad asistencial que realizo es una actividad absolutamente  comprometida con el bienestar de mis pacientes, a quienes les he dedicado siempre lo mejor de mí (conocimiento y tiempo).
3) La atención de consultorio (de solo 3hs. diarias, cuatro veces a la semana) raramente llegue a 6 pacientes diarios (el promedio oscila entre 4 y 5 diarios), ya que en general no atiendo urgencias, sino que acompaño y realizo controles de Crecimiento y Desarrollo en la que la Actividad Preventiva y Educación para la Salud juega un rol fundamental.

Probablemente para quien no es médico (especialmente dedicado a niños/as y adolescentes) le cueste entender esta manera de trabajar,  con más razón si es abogado que solo le interesa buscar un posible acto delictivo en las buenas acciones de los hombres. 

Decía al comienzo que “Despedirse No es decir Adiós”, y esto lo digo porque me obligan a cerrar hoy mi consultorio;  pero seguramente no será definitivo ya que estoy próximo a alcanzar mi jubilación ordinaria, y allí podré dedicarme plenamente a la atención de mis
pacientes.