Este sistema puede llegar a reducir el consumo energético de un hogar en un 80%.

En el marco del Tratado de Paz entre Progreso y Medio Ambiente, el correspondiente ministerio viene realizando distintas reuniones con otras áreas para llevar a cabo proyectos en conjunto, entre los que figura una experiencia piloto de construcción de viviendas bioclimáticas, las cuales apuntan, justamente, a optimizar la construcción para beneficio del residente y del medio ambiente, haciendo más eficiente el uso de la energía.

Ayer se dio un paso muy importante, cuando la jefa del flamante Programa Cambio Climático, Lara Francolino, cuya principal función es intervenir en los asuntos de construcción sustentable, se reunió con técnicos del Ministerio de Hacienda y Obras Públicas para evaluar la posibilidad de realizar una experiencia piloto en alguno de los proyectos de construcción de viviendas que se encuentran en los distintos ministerios.

¿Qué es una vivienda bioclimática o sustentable?

Se caracterizan por hacer un uso eficiente de los recursos, especialmente de la energía y del agua, y por aprovechar al máximo las condiciones naturales del entorno. Estas características se logran adoptando algunas medidas simples, pero muy importantes, como por ejemplo:

– Optimizar la gestión de los recursos naturales.
– Mejorar el aislamiento térmico.
– Orientar el edificio para aprovechar o mitigar las condiciones climáticas del entorno.
– Aprovechar la luz natural.
– Gestión responsable y separación en origen de residuos.
– Gestión responsable del agua, incluyendo su tratamiento y reutilización.
– Utilización de energías renovables.

Adoptando estas medidas, una vivienda podría ahorrar hasta un 80% del consumo de energía que realiza en el año, logrando así una muy importante reducción en el costo de vida del propietario, además de los grandes beneficios que esto implica para el cuidado del medio ambiente.

El ahorro energético es una de las principales medidas para frenar el Calentamiento Global, ya que actualmente la generación de energía arroja las dos terceras partes del total de gases de efecto invernadero (GEI) generado por actividades humanas.