La ceremonia se desarrolló ayer. En el Auditorio de la Universidad Nacional de San Luis se realizó la ceremonia de entrega del Premio Rector Mauricio Amílcar López. Este año lo recibió el Cacique Félix Díaz por su inquebrantable lucha y valor en la defensa del derecho a la tierra, la protección de los recursos naturales, la salud y la educación.

El premio es otorgado en el marco del Día de los Derechos Humanos a personas o instituciones que se hayan destacado en la defensa y promoción de los Derechos Humanos a lo largo de una trayectoria sostenida en el tiempo.

Todos los años la Universidad Nacional de San Luis, a través de la Secretaría de Extensión Universitaria, lleva adelante la gestión de la convocatoria y el tribunal evaluador se conforma por representantes de la Asociación de Docentes Universitarios, la Asociación del Personal de la UNSL, la Federación Universitaria San Luis, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la APDH San Luis y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.

En esta oportunidad, y por decisión unánime del tribunal evaluador, se entregó el premio al Cacique Félix Díaz, quien es líder de la comunidad qom, Potae Napocna Navogoh, ubicada en la provincia de Formosa. Su postulación fue propuesta por el grupo de Educación popular universitario “La Minga” y por la Decana de la Facultad de Ciencias Humanas, Lic. Martha María Pereyra de González, con las adhesiones de la Cátedra Libre Mauricio López y la Universidad Trashumante, entre otras, en reconocimiento a su infatigable lucha por el derecho a la tierra, al trabajo, salud y educación de los pueblos originarios.

Leyes, despojo y resistencia

Félix Díaz habló con una tranquilidad envidiable y convencido de cada palabra. Su voz manifiesta el vivo reflejo de una vida de resistencias y despojos. El cacique de la comunidad qom Potae Napocna Navogoh (La Primavera) dirigió un conmovedor discurso mediante el cual  explicó el origen del conflicto territorial con el estado formoseño, las  escasas políticas de gobierno y las constantes amenazas de desalojos e injusticias hacia su pueblo. “A pesar de los derechos constitucionales ya conocidos, de que el Estado es el garante de nuestra existencia y de poder proteger nuestro territorio, nuestra vida, y nuestras pautas culturales, los pueblos indígenas somos consideramos desde afuera porque ningún político nos respeta como debería ser”, expresó.

En relación a la edición del Premio Rector Mauricio López que la UNSL le confirió dijo “me sentí muy confortado por el reconociendo de esta casa de estudios pero también muy apenado al enterarme del trágico final que el rector -Mauricio López- debió enfrentar”. Entre varias cosas destacó la importancia que la distinción le confiere a su lucha ya que “es importante darle visibilidad al origen de nuestra causa porque pertenecemos a un pueblo que ha vivido miles de años de la caza, la pesca, la tierra y las especies y hoy permanecemos en el silencio, por eso estamos aquí para poner en valor nuestros ideales y dar inicio a nueva lucha manifestando el deseo de ser libres, respetados, reconocidos como iguales y escuchados como seres humanos”.

Por su parte, la Lic. Martha María Pereyra de González en su discurso hizo eco de las palabras de Félix, agregando que “debemos escucharlo y seguir su ejemplo”. Además se comprometió a hacer todo lo posible para responder al pedido de Félix en relación  la lucha por sus derechos y a trabajar para sensibilizar al resto de la comunidad universitaria. “No les estamos dando nada, les estamos restituyendo lo propio”. Félix es un hombre de un noble e incorruptible corazón”, concluyó la Lic. Martha María.

Para finalizar el acto, se dirigió a los presentes el rector de la UNSL, Dr. José Luis Riccardo. “Le agradezco a Félix y a sus compañeros de lucha por la
ejemplaridad con la que trabajan por los Derechos Humanos en la reivindicación del derecho a la Tierra, como preservación de la vida, y del derecho al trabajo, a la salud y educación dignas y a una justicia que no distraiga su labor de la libertad y afirmación de las libertades, derechos y garantías de todos los pueblos que habitan el territorio argentino”. “Como nos enseña la Historia, la afirmación por los Derechos Humanos no termina con las declaraciones universales ni tratados internacionales por los derechos de todo hombre a una vida justa y digna. La afirmación de los Derechos Humanos es una tarea permanente que todas las instituciones deben sostener para la afirmación de la vida, de la paz, de la preservación de las garantías de las condiciones básicas para que todo habitante de esta Tierra pueda acceder a la educación, a la salud, a la vivienda y al trabajo en condiciones de justicia y libertad, dijo el rector.