Es mediante un convenio con el zoológico de Buenos Aires. El Ministerio de Medio Ambiente continúa profundizando el convenio firmado con el Zoológico de Buenos Aires, esta vez trabajando en conjunto en la rehabilitación de lampalaguas o boas de las vizcacheras, nombre por el que estas víboras, calificadas como especie amenazada, son conocidas en San Luis.
El Centro de Conservación de Vida Silvestre en La Florida se convirtió en un eslabón importante en la cadena de recuperación e introducción de diversas especies autóctonas a partir de un convenio que la ministra, Daiana Hissa, firmó con el Zoológico de Buenos Aires. Actualmente se encuentran en La Florida dos águilas coronadas y cuatro lampalaguas transitando los últimos pasos antes de la devolución a su hábitat.
“Las boas llegaron desde Buenos Aires hace un mes y medio, producto de un decomiso realizado por la Dirección de Fauna de la Nación. No sabemos el origen preciso de los reptiles, pero ya que San Luis es hábitat de la especie, el Zoológico de Buenos Aires, en vigencia de nuestro acuerdo, las trajo para que las preparemos para su liberación”, explicó el jefe de Flora y Fauna del Ministerio, Matías Ayarragaray.
Tanto las boas como las águilas coronadas serán liberadas en marzo en la Reserva Natural Quebracho de la Legua, ubicada en el norte de la Provincia.
“Para nosotros es muy importante que nuestras especies autóctonas vuelvan a su hábitat a cumplir el rol que les fue arrebatado al ser capturadas para ser comercializadas en el mercado negro. San Luis tiene mucho para aportar en este sentido y lo estamos haciendo, jaulas para fortalecimiento de aves, personal capacitado y espacios protegidos por el Gobierno de la Provincia para que nuestra fauna pueda ser liberada y viva en su hábitat natural, resguardada por guardaparques, leyes y controles”, enfatizó la Ministra de Medio Ambiente.
¿Cómo es la rehabilitación?
Personal del Ministerio de Medio Ambiente alimenta a las boas con roedores congelados que llegan desde Buenos Aires, especialmente para ese fin. “Las alimentamos una vez por semana. Estos reptiles comen según la temperatura del ambiente, actualmente se encuentran en un período de transición, con bajo metabolismo. Pueden permanecer meses sin comer, en el invierno hibernan y eligen para alimentarse los días de mayor calor, con hábitos crepusculares, es decir que al caer el sol registran el período de mayor actividad”, detalló el veterinario del Centro de Conservación, Agustín González.
Actualmente, los especialistas del Centro de Conservación pesan periódicamente a las boas para asegurarse que lleguen a la liberación con un buen peso promedio, que para esta especie ronda los 3.5 kilogramos. Es importante liberarlas antes del comienzo del frío, para asegurar su adaptación y que tengan un buen tamaño antes de la hibernación.
“Cada uno de las víboras será devuelta a su hábitat con un chip, así en caso que vuelvan a ser capturadas nosotros podremos saber su historia y, fundamentalmente, conocer el punto de captura”, señaló González.