El diputado escribió una nota de opinión sobre el tema. El modelo de comercialización de alto volumen y bajo empleo conocido en nuestro país como Supermercados (1967) y luego como Hipermercado(1980) a mayor escala, es una idea surgida de los conceptos neoliberales (reaganianos) que tiene como objeto económico: concentrar altos volúmenes de venta en un mismo lugar, lo más pequeño que se pueda, donde el trabajo del empleado es remplazado por el del cliente en la tarea de: seleccionar y bajar de la góndola, subir al carrito y trasportarla hasta la caja y de allí, hasta llegar a su domicilio.
Rememorando al Dr. Víctor Elías podemos afirmar que: esta idea de organización comercial sea la más fantástica forma de concentración económica y disminución de empleo en el sector comercial.
En los pequeños o medianos negocios de comestibles (Mercados, Mercaditos, Despensas, etc.), donde el cliente “es atendido” no ocurre este fenómeno económico-laboral, al contrario.
Desde los 80 hasta nuestros días en Argentina se ha ido concentrando, cada vez más, la comercialización de los productos alimenticios y electro-domésticos. Tanto es así que hoy en el País más del 80% de esos rubros lo concentran los grandes Hipermercados con su correlativa baja de empleados en proporción a los volúmenes comercializados.
En estos días el súper-Secretario de Comercio de apellido ilustre, al que no le hace ningún halago con su intelecto y educación, ha anunciado la creación de una “tarjeta de compras”, que manejarían exclusivamente los Hipermercados, con el objeto de “bajar las comisiones bancarias para compras con tarjeta, de crédito o debito”, fijadas por ley de la Nación y a las que él considera excesivas. Esta medida viene acompañada de una extensión del “congelamiento de precios” de algunos productos alimenticios por un plazo de 60 días más, que se adicionan a los ya vencidos y sin cumplimiento del efecto anunciado. Destaco que hoy los Hipermercados son de capitales extranjeros casi en su totalidad.
El objetivo anunciado es “mantener” los precios de la canasta alimentaria (el que ya fracaso en el plazo vencido). Para ello se le transferirán los $720 Millones por mes, que antes cobraban los bancos y ahora percibirán los Hipermercados.
Las consecuencias esperables son:
1)Mayor concentración de los volúmenes comercializados en los grandes Hipermercados en detrimento de los pequeños y medianos comercios y por ende menor cantidad de puestos de trabajo en relación a los volúmenes comercializados. Es probable que además tengamos más cierres de pequeños mercaditos que hoy son el sustento de economías familiares.
2) Disminución de la actividad de los Bancos y Tarjetas de Crédito y Débito que disminuirán sus volúmenes operados en aproximadamente $ 81000 Millones por mes (27 Millones de tarjetas x $ 3000 de compra por tarjeta y por mes) y por lo tanto el posible despido de empleados de este sector que al disminuirse la actividad podrían quedar en la calle.
3)El congelamiento de precios de los 300 productos básicos alimenticios.
Este último efecto buscado está por verse. De todas maneras podemos asegurar que el primer tramo del “congelamiento de precios” fracaso en su objetivo.
El Gobierno parece dispuesto a insistir con el mismo mecanismo de “pacto de congelamiento”, ahora agravado con la “tarjeta de compras”, lo que promoverá la pérdida de empleos en el sector bancario y de administraciones de las tarjetas de Crédito y Débito en nuestro País, sin crear ningún nuevo puesto de empleo en los Hipermercados. Estos les han transferido a sus “proveedores” hasta la tarea de reposición de productos en góndola, y a los cuales, seguramente, le trasladarán también los costos del congelamiento que ellos han acordado con el Secretario Moreno, debido al aumento de costos de producción.
Lo que la Sra. Presidente debería pensar es que el verdadero problema es la galopante inflación que consume salarios, destruye empleos y aumenta pobreza e indigencia.
Nunca la solución a la inflación fue “aumentar la concentración de la comercialización.
Debiera implementar un conjunto de medidas político-económicas que tiendan a preservar el empleo, aumentar la productividad, recuperar seguridad jurídica para recuperar inversión y disminuir los costos del financiamiento productivo que es lo único que genera empleo digno, mayor competitividad de oferta y por ende estabilidad de precios con mantenimiento y/o aumento del salario real.
Esta nueva vuelta de tuerca, aumentando la concentración de la comercialización en pocas manos de los más grandes, en detrimento de los pequeños y medianos comercios, tendrá consecuencias negativas en lo económico, laboral y social.
Lo del congelamiento por 60 días más está por verse, el daño al empleo en el sector bancario y financiero ya está hecho.
Sr. Secretario, en términos de la marcha que debería identificarlo partidariamente, ha pasado de: “Combatiendo el capital“ a “Concentrando el capital y destruyendo empleo”.