Según contó Daiana, el joven de 27 años volvía de jugar a las cartas en la casa de su tío. Junto a su novia, Leandro se dirigía a lo de su cuñada, cuando se cruzó con una camioneta policial. “Una camioneta de la Policía los pasa muy cerca del auto, no los alcanza a tocar, pero les pasa muy, pero muy cerquita”, relató su hermana. A raíz de esto, Leandro y uno de los policías habrían intercambiado insultos, los cuales, a su vez, desencadenaron la sucesión de hechos que terminó con el inspector Jorge Chavero disparándole al joven con el rostro.

Luego del encontronazo con esta camioneta policial, Leandro decidió llevar su auto a la casa de su padre, que vive en el barrio San Luis 15, donde, alrededor de las 4.30 de la mañana, ocurrió la agresión. “Cuando él llega a la casa, se estaciona en la esquina la camioneta policial y él entra el auto al garage, que es sin portón. Viene el policía y le alumbra con una linterna en la cara y le empieza a preguntar, de mala manera, ‘qué es lo que estás haciendo?’. Él le responde y después le preguntan el nombre. Mi hermano le dice Leandro Bustos, y el policía el dice, ‘decime más fuerte’. Cuando le va a repetir el nombre, le pega en la cara con la mano o con la linterna”, contó Daiana.

Tras el golpe, la novia de Leandro lo convenció de que ingresara al domicilio. Una vez lo hizo, el uniformado comenzó a patearla el auto, por lo que Bustos se asomó a través de la puerta entreabierta. “Entonces mi hermano sacó la mitad del cuerpo por la puerta, asoma la cabeza, le pregunta por qué le estaban pegando al auto, y ahí le disparan en la cara”, relató Daiana, apenas conteniendo sus lágrimas. “Uno (de los policías) se quedó en la camioneta. El que le disparó sale corriendo y se mete en la camioneta. Manejaba él, el que le disparó. El otro policía parece que se escondió, porque mi papá no lo vio”, agregó, antes de comenzar a llorar desconsoladamente.

“Los medios sanitarios nunca vinieron ni ayudaron en nada. ¿Qué pasa acá? Estamos desamparados. Que alguien venga y nos de una respuesta. Mi hermano no es un malandra, como han puesto en El Diario, mi hermano trabaja, tiene tres hijos. Mi hermano estaba tirado en el suelo, sangrando, y ni siquiera lo ayudaron”, aportó Denise, otra de las hermana de Leandro, mientras trataba de tranquilizar a Daiana.

“Él obviamente que necesita fuerzas. Ahora no va a ver más. Se va a olvidar de las caras de sus hijos, porque no los va a ver más. Estamos inseguros. Tenemos miedo. Mi hermano de siete años se levanta asustado, ve un móvil policial y corre, tiene miedo a la Policía. Lo quiso matar, en la cara le pegó”, fue lo último que Denise alcanzó a decir antes de también irrumpir en llanto.

Las hermanas, acompañadas y apoyadas por sus amigas y amigos, terminaron abrazadas sobre plaza Independencia, pidiendo Justicia por Leandro.

¿Cuál es su estado de salud?
Primeramente, Jorge Merlo, abogado de la familia Bustos, confirmó anoche a La Gaceta que, según un informe proveniente del hospital de Córdoba en el que está internado Leandro, el joven efectivamente perdió la visión de ambos ojos. Previó a ser derivado a Córdoba, Leandro pasó por el Policlínico de San Luis y luego por el de Villa Mercedes, hasta que su obra social decidió trasladarlo a la provincia vecina para que reciba un mejor tratamiento. De igual manera, fue imposible salvarle la vista.

¿Cómo está la causa?
De acuerdo al letrado, la Jefatura Central inmediatamente pasó a disponibilidad a los dos oficiales implicados, Jorge Chavero y Matías Baladas. A su vez, la jueza Virginia Palacios dispuso la detención de Chavero, quien, por el momento, se
encuentra prófugo.

Las carátulas de la causa todavía no se han fijado, pero según Merlo, a Chavero le corresponderían cargos por tentativa de homicidio o lesiones, agravados por ser funcionario policial; mientras que a Baladas se le imputaría el encubrimiento del hecho.

A su vez, Merlo precisó que la denuncia, como a la familia de Bustos no se la quisieron tomar en el hospital, fue radicada en la Fiscalía N° 3. “Automáticamente, la Fiscalía pasó la denuncia al Juzgado N° 3 y la jueza Palacios actuó inmediatamente”.

“Tiene manejo de las armas, sabe cual es el procedimiento. Si hubiese ocurrido algún delito, se habría procedido de otra manera, no dispararle a un tipo e irse. Además, pasaron refuerzos por el lugar, con la luz baja, apagada. Hasta fueron a buscar el cartucho que se le había perdido. Nosotros tenemos elementos de prueba que configuran a ese cartucho de esa arma. Esta no es la década de los 70 y principios de los 80, estamos en democracia, la Policía tiene que estar para servir, no para impartir miedo”, concluyó el abogado.

* Foto de Leandro proporcionada por sus familiares