El secretario de Servicios Públicos disparó contra San Luis Agua.

Ayer, luego de recordarle a la población que, “más allá de la turbidez, el agua que distribuye SerBa es apta para consumo humano, de acuerdo con el informe bacteriológico de nuestro laboratorio”, el secretario de Servicio Públicos, Ramón Zarrabeitia, se refirió a las declaraciones que el ministro del Campo, Felipe Tomasevich, realizó el lunes pasado, en conferencia de prensa, sosteniendo que el Gobierno entrega el agua cruda en cantidad suficiente y que son las plantas potabilizadoras las que se deben encargar de su tratamiento.

“Esto denota que algunos funcionarios hablan desde la mala fe. Él no puede desconocer de ninguna manera que el barro con agua que nos suministra la provincia, ninguna planta potabilizadora del mundo, de las características de La Aguada, la puede tratar convenientemente”, dijo Zarrabeitia.

“La planta de La Aguada se proyectó para tratar agua cruda proveniente del dique La Florida, recibiendo originalmente agua de ese embalse. Lo mismo aconteció con la planta de Juana Koslay. Luego con el crecimiento de estas ciudades aumentado con la creación de la ciudad de La Punta, con una planta potabilizadora de igual diseño, el caudal proveniente de La florida fue insuficiente, y al no haberse hecho las previsiones del caso (un acueducto nuevo con capacidad suficiente y previsión de futuro de aquel embalse), se reforzó el caudal con el proveniente del dique Esteban Agüero de pequeña capacidad, y con características de riego. Esto es, con la toma de agua en un punto muy bajo, de modo tal que cualquier creciente, por pequeña que sea, impulsa los sedimentos dentro del conducto entrando al mismo barros sedimentados, esto se mezcla en la Cámara 35 con el agua de La Florida y es lo que llega a las plantas potabilizadoras”, explicó Zarrabeitia.

“Cuando digo que se habla desde la mala fe, es porque el gobierno conoce muy bien la planta potabilizadora de La Aguada, porque fue el propio gobierno el que la construyó entre 1995 y 1996, durante la gestión de Adolfo Rodríguez Saá, que después se transfirió a la intendencia, en la gestión de Mirtha Verbeque de Canta”, agregó el funcionario municipal.

“Es decir que los técnicos del gobierno saben cómo es la capacidad de tratamiento de nuestra planta. A los efectos de cuantificar el problema se puede decir que la turbidez de La Florida en una situación de lluvia no supera 25 NTU (dimensión de turbidez) y el agua mezclada alcanza MIL (1000) NTU, esto indica la incapacidad del tratamiento de potabilización en la planta de La Aguada. Y el estado en que nos llega el agua no es responsabilidad nuestra, sino del gobierno, como Tomasevich reconoce. Pero él no puede desentenderse de la calidad de agua que están entregando”, enfatizó el secretario.

“Para que quede claro, la planta de La Aguada fue proyectada para realizar un tratamiento de potabilización de agua proveniente del dique La Florida, con una turbidez máxima de 25 NTU. Y tanto el ministro como los técnicos de San Luis Agua este tema no pueden desconocerlo. Incluso el Ministerio de Salud recomendó que para filtrar convenientemente el agua, se debería usar un lienzo fino de algodón. Creo que ese es el mejor reconocimiento acerca de lo que debe hacerse para reducir la turbidez del agua que envía la provincia, algo que naturalmente es imposible que se efectúe en una planta potabilizadora”, concluyó el funcionario.