En el Juzgado no había fondos para enviarlo a su provincia, por lo que tuvo que intervenir la agrupación Campaña Contra la Violencia Institucional.

Ayer, el abogado Héctor Zavala, miembro de la Campaña Contra la Violencia Institucional (CCVI), dio detalles del caso de Mauro, un adolescente de 15 años, oriundo de provincia de Buenos Aires, que se pasó un mes en la Comisaría del Menor porque ningún familiar lo quería venir a buscar. 

La historia de Mauro comenzó hace tres años, cuando su madre dejó su familia para irse a vivir con otra. Como su padre está ciego y en silla de ruedas, Mauro fue puesto bajo la tutela de su hermano, de 20 años de edad. En la casa de Mauro también vivían otros dos menores, que la familia había alojado ya que vivían en la calle. “El hermano mayor de este chico, que legalmente estaba a cargo de él, le dice que no lo puede tener más y que lo va a alojar en un instituto, y el chico se escapa junto con los otros dos menores. Creían que venían para Córdoba y terminan en un camión que los deja a Cortaderas. Ahí quedan sin dinero y sin nada, durmiendo en la plaza”, contó Zavala.

En esa plaza de Cortaderas, Mauro y los otros dos adolescentes fueron detenidos por la Policía, no teniendo ninguno de ellos documentación para acreditar su edad y nombre. De ahí los llevaron a los juzgados de Concarán, para terminar en la Comisaría del Menor de la Capital. Uno de los adolescentes alegó ser mayor de edad y fue largado por la Policía, mientras que el otro fue retirado por sus padres, que viajaron desde Buenos Aires. Pero a Mauro no lo vino a buscar nadie. Su padre, por sus discapacidades, no puede hacerlo, mientras que su hermano y madre no han querido hacerlo.

A su vez, desde el Juzgado de Familia y Menores de Concarán alegaron que “no disponían de dinero para pagar los pasajes o enviar algún oficial de la Policía en comisión a entregárselo al papá”. “El chico quedó en esa situación de desamparo e incertidumbre, porque no ha cometido ningún delito y no tiene antecedentes penales de ningún tipo”, remarcó el letrado.

De ese modo, el adolescente se pasó un mes en la Comisaría del Menor, hasta que alguien tomó conocimiento de su situación e intentó radicar una denuncia en el INADI. Como este caso no entra dentro de la órbita de este organismo nacional, no le tomaron la denuncia. Sin embargo, la delegada del INADI, Érica Márquez, es miembro de la Campaña Contra la Violencia Institucional, por lo que intercedió para que la agrupación tomara cartas en el asunto.

“Con muy buen criterio, el Juzgado me entrega el chico el fin de semana y se labra un acta con el compromiso de que me voy a hacer cargo de llevarlo a Buenos Aires y contactar al padre, y hacer la entrega del menor”, contó Zavala, manifestando que si el Juzgado hubiera intentando conseguir los fondos por su cuenta, podrían haber pasado dos meses más.

“Mauro está muy agradecido por los amigos que hizo ahí. Dentro de la Comisaría del Menor no estaba alojado en el calabozo, ni mucho menos. Tenía libertad para deambular por los pasillos, el patio, podía ver televisión, comía con los oficiales en la comisaría, porque no es problemático para nada”, contó el abogado sobre el chico, a quien entregará al cuidado de una hermana que logró localizar.