La alimentación, la higiene y el buen descanso son fundamentales para la prevención. Cuando vemos a alguien con el pañuelo en la mano y la nariz enrojecida, sabemos que llegó la época de los resfríos y las gripes. Pero, si tomamos las precauciones necesarias, podemos mantener nuestro sistema inmunológico fuerte y reducir el riesgo de enfermarnos.

Según la Organización Mundial de la Salud, cada persona sufre tres resfríos al año, entonces ¿qué podemos hacer para intentar ser la excepción?

1. Lavarnos las manos con más frecuencia: Es importante recordar que los resfríos y la gripe se contagian por contacto directo, por lo que lavarse las manos con frecuencia y secarlas bien es clave para evitar la difusión de gérmenes. Esto es importante sobre todo si usamos el transporte público o si estamos en contacto con mucha gente en el trabajo.

2. No tocarse la cara con las manos: Sobre todo fuera de casa dado que las mucosas de la nariz y la boca, así como los ojos, son muy sensibles al contagio.

3. Prestar atención a lo que comemos: La alimentación es nuestra aliada número 1 para alejar los resfríos. En nuestra dieta diaria no deben faltar vitaminas como la A, B o la C o minerales como el cobre, el hierro o el zinc. Además, ciertos productos como las espinacas, las cebollas o las manzanas ayudan a despejar tanto la nariz como los bronquios. Por otro lado, naranjas, limones, tomates o kiwis alivian la congestión nasal, actuando como antihistamínicos naturales.

4. Evitar el estrés: Los nervios y la ansiedad juegan en nuestra contra, debilitando nuestro sistema inmune. Es una tarea difícil pero necesaria, por lo que debemos prestar especial atención a alejar el estrés de nuestro día a día y encontrar espacios de distensión.

5. Dormir bien: Dormir repara los daños celulares sufridos durante el día, por lo que el descanso nocturno ayudará a nuestro sistema inmune a recuperarse y aumentar sus fuerzas. Lo recomendable es seguir pautas correctas de sueño, evitar trasnochar demasiado y llevar un ritmo de sueño de entre 6 y 8 horas diarias.

6. Ventilar la casa: Aunque haga frío, es clave que el aire corra y se renueve tanto al comienzo del día como al final, porque mantendrá los gérmenes fuera de nuestra casa.

7. Evitar los espacios cerrados y concurridos: De ser posible, debemos evitar los lugares en los que hay mucha gente, como cines, restaurantes u hospitales, debido a las altas posibilidades de contagio.

8. No automedicarse: Debemos usar los antibióticos solo en caso de que el médico los recete. Mientras tanto, debemos descansar, alimentarnos bien y beber mucha agua para aplacar los síntomas.