Para ello utilizan nanopartículas de plata que eliminan el material contaminante retenido.
El dispositivo elaborado por investigadores de la Universidad Nacional de San Luis mejora el rendimiento y elimina el 100% de los microorganismos patógenos retenidos. La mayoría de los purificadores de agua comerciales no logran eludir una contradicción fundamental, aunque retienen materia orgánica e inorgánica, se transforman también en un buen soporte para la proliferación microbiana. Ahora, científicos de la Universidad desarrollaron un filtro bactericida que resuelve ese problema.
“Nuestros filtros retuvieron el 100% de los microorganismos patógenos ensayados, y además los eliminaron, lo que no ocurrió con aquellos retenidos en el filtro común de nitrocelulosa”, indicaron los investigadores Jorge Fernández, Cesar Almeida y María Isabel Sanz, del Instituto de Química San Luis (INQUISAL) de doble dependencia CONICET/UNSL.
Para conseguir ese resultado, el equipo liderado por la doctora Sanz impregnó el filtro con nanopartículas de plata que eliminan el material contaminante retenido y “sanitizan” el agua, esto es, reducen el número de microorganismos a un nivel seguro.
En el estudio, los microorganismos que se ensayaron fueron algunos de los más usuales hallados en aguas contaminadas, como lo son el escherichia coli, enterococcus faecalis y pseudomona aeruginosa.
Los investigadores del Laboratorio de Microbiología Industrial usaron dos levaduras para producir las nanopartículas de plata, de alta actividad antibacteriana. Y a diferencia de las obtenidas por síntesis química, tienen una capa de moléculas que las rodea (proteínas y carbohidratos) que les permiten adherirse con mucha fuerza a la matriz de nitrocelulosa del filtro, explicó Sanz. De este modo, se impide que sean arrastradas por el agua y alcancen niveles que pudieran resultar tóxicos.
Los resultados fueron descriptos en la revista científica “Talanta”. “Sería importante probar este desarrollo a una escala mayor y determinar su eficacia y seguridad”, subrayó Sanz. Del estudio también participaron los doctores Martín Fernández-Baldo, Emiliano Felici y Julio Raba, también investigadores del CONICET en la UNSL.