Al igual que la semana pasada, la actividad legislativa de la Cámara de Diputados el día de ayer fue nula. De hecho, fue aún peor, ya que al menos la semana pasada hubo muchas declaraciones de interés o beneplácito; las cuales no sirven para nada, como muchas veces hemos señalado en La Gaceta, pero al menos crean la ilusión de que la mayoría de nuestros diputados trabajan.
Este miércoles ni declaraciones hubo, a lo que hay que sumarle una bajísima asistencia, con tan solo 29 diputados que asistieron a la sesión. En el orden del día se incluyó la adhesión a ley nacional que establece la Cédula Escolar Nacional, pero su tratamiento fue pospuesto para la semana que viene.
Esta iniciativa, impulsada originalmente por el senador mendocino Julio Cobos, establece la creación de un sistema digital con mecanismos de alertas sobre ausencias reiteradas de los alumnos, falta de inscripción al ciclo anual o para rendir materias adeudadas y otros indicadores sobre el riesgo de deserción escolar.
Por otro lado, tomaron estado legislativo la adhesión a la Ley Micaela y el Régimen de Licencias para la administración pública, las cuales ya tienen media sanción por parte del Senado provincial. Además, entró una comunicación de la Comisión Reguladora de Energía, informando que el 26 de julio se llevará a cabo una audiencia pública con la empresa Edesal, la cual seguramente solicitará un nuevo aumento.
Lo peor de todo esto es que se avecinan las vacaciones de invierno y es una “tradición” que nuestros legisladores se tomen dos semanas de vacaciones, a pesar de que las mismas no figuren en el reglamente interno de la Cámara. Los últimos años ha habido algunos avances, como por ejemplo en 2016, cuando nuestros legisladores solo se tomaron una semana en vez de dos, y 2017 cuando lo verdaderamente inimaginable ocurrió y no se tomaron ni un solo día.
Sin embargo, eso les produjo un pico de stress que ni siquiera sus 4 meses de vacaciones les pudo remediar, por lo que en 2018 volvieron a su fea costumbre de tomarse las dos semanas antirreglamentarias.
Obviamente, hay algunos diputados que van en invierno, como Juan Manuel Rigau, que tiene asistencia perfecta en todos sus años como legislador, o el presidente de la Cámara, Carmelo Mirábile, pero el quórum nunca es el suficiente como para sesionar.