José Luis Becerra y Jésica Olguín, en diálogo con La Gaceta Digital, denunciaron apremios ilegales y amenazas por parte de personal de la Comisaría 23; y también negligencia de parte del personal del Hospital del Sur, quienes se niegan a atender a uno de sus hijos, que todavía tiene perdigones de goma en una de sus piernas.
Todo comenzó el 22 de diciembre, con una pelea que se produjo entre los hijos de Becerra y los de una familia de apellido Juárez, en la canchita de fútbol del barrio 400 Viviendas. Tras la pelea, efectivos de la Comisaría 23 se dirigieron a la casa de José Luis y sacó a la calle a sus dos hijos mayores, de 17 y 15 años. De ahí en más, la cosa no hizo más que escalar.
“Yo salgo de atrás de ellos y veo cuando la policía les empieza a pegar, acá en la puerta de mi casa. Salgo y les pregunto por qué les pegaban. Los insulté y los traté mal. Me dicen, ‘vos no te metás, metete adentro’. Me metí adentro, pero yo no aguantaba porque veo como les pegan a mis hijos. Salgo de vuelta y cuando los volví a insultar, me empezaron a tirar con la ithaca. Mi hijo de 9 años sale detrás mío y a él le pegan en la mano (con un perdigón). Y a mi hijo de 8 años le pegan en la pierna y la panza. Y de ahí entran a mi casa y empezaron a pegar a lo que encontraban. Lo que había en mi casa eran menores y mi señora, que tiene 33 años. Sale mi hijo de 16 años y le pegaron con las balas de goma en la pierna”, contó José Luis.
La entrada de los policías a la casa quedó registrada en un video que filmaron vecinos de la familia Becerra. Allí se ve como alrededor de 10 policías entran a la casa, a los gritos y armados. Segundos después, un oficial saca en brazos a una bebé y luego un hombre es arrastrado por dos policías.
“A mí me pegaron en todo el cuerpo, me dejaron los ojos morados. Me tuvieron detenido 24 horas, a mi señora también. Se llevaron a todos los de la casa. Y a los menores los largaron como a las 2 de la mañana”, relató el hombre, quien remarcó que todo esto ocurrió sin ningún tipo de orden judicial. “No me presentaron ninguna orden judicial ni me dieron palabra para seguir hablando. Nada. Si me hubieran presentado alguna orden, algún papel, que me digan, ‘mirá han andado robando’… pero no. No tengo ninguna cosa que no sea mía y no ando haciendo daño”, añadió José Luis.
Becerra también contó que su esposa “la empujaron y se terminó cortando el brazo porque la hacen chocar con el vidrio de la ventana”. Como producto del violento episodio, dos vidrios de la casa terminaron rotos y Jésica recibió 6 puntos de sutura.
Uno de sus hijos grabó todo lo ocurrido con el celular de su madre, pero un policía se lo quitó y todavía no logran recuperarlo. Cuando fueron a buscarlo a la Comisaría 23, les dijeron que estaba en la del Menor. Y en la Comisaría del Menor les dijeron que estaba en la 23.
José Luis y Jésica intentaron denunciar el hecho y les dijeron que se dirijan a la Comisaría 23, donde, obviamente, no se la recibieron. “Ellos son los que entraron a mi casa a pegarles a mis hijos. No puedo ir al centro porque me están amenazando de que me vean con la moto o a mi marido lo van a encerrar. Además, (los policías) no están identificados, te dicen un nombre, pero no te muestran ningún papel”, contó Jésica.
La mujer también relato que sus hijos más chicos, que venden bolsas de residuos en la esquina de Illia y Caseros, también han sido amenazados por la Policía y que inclusive esta semana fueron golpeados y llevados a la Comisaría del Menor.
Finalmente, 5 días después del episodio, José Luis y Jésica lograron radicar la denuncia correspondiente en la Oficina de Recepción de Denuncias del Poder Judicial. La denuncia fue radicada por apremios ilegales y amenazas, y solicita “con urgencia que se investiguen los hechos denunciados atento la gravedad de los mismos”.
El otro calvario que ha sufrido la familia es lograr atención médica para uno de sus hijos, que todavía tiene perdigones de goma alojados en su pierna. Según relató Jésica, en el Hospital del Sur “no lo quisieron atender, no lo quisieron higienizar” y le dijeron que “no hay curaciones, o que se hacían a la mañana”.
Tras al episodio, la familia logró sacarle uno de los perdigones por su cuenta, como puede verse en el video que acompaña esta nota, pero todavía no le han podido sacar el último. Una placa que le realizaron al joven el Hospital San Luis confirma que tiene el perdigón en la pierna, pero los médicos han decidido esperar a que el cuerpo lo expulse por su cuenta. Al día de hoy, la herida está supurando pus y el perdigón sigue alojado en la pierna del joven.