Destacadas personalidades de la cultura puntana celebraron la apertura del edificio que perteneció a la Orden de Predicadores en el siglo XVIII y funcionó como iglesia matriz. Asimismo, en este histórico espacio donde yacen los restos de vecinos prominentes y autoridades eclesiásticas. Además, desde este martes reabrió sus puertas San Luis Libro.
“Se han realizado tareas de conservación y mantenimiento en este patrimonio arquitectónico que fue un centro de la vida política, social y cultural”, indicó la secretaria de Cultura, Silvia Rapisarda este martes a la mañana, tras la reapertura del histórico edificio.
“El rescate patrimonial tanto material como inmaterial es una decisión de Gobierno que fortalece nuestro sentido de identidad y pertenencia. Esto ha sido también un trabajo en conjunto con los diferentes referentes culturales, ya que tenemos un diálogo muy fluido con cada uno de ellos”, destacó.
Luego del corte de cintas, la investigadora de folclore, “Cholita” Carreras de Migliozzi, junto al escritor Gustavo Romero Borri, se refirieron al significado histórico de esta obra.
“Es un acontecimiento único. Me siento feliz porque estoy pisando suelo santo, sanmartiniano, puntano desde la raíz, porque acá está el lugar fundacional de la ciudad, porque esta puesta en valor hace a nuestra identidad”, indicó “Cholita”.
“Debemos recordar que estamos pisando suelo del tercer y definitivo asentamiento de la ciudad. Aquí, por ejemplo, en 1816 se eligió a Pueyrredón como representante por San Luis para el congreso de Tucumán, aquí se entonó el Tedeum por la jura de la Constitución Nacional en 1853, al igual que por la de la Constitución de San Luis en 1855, aquí se constituyó la sociedad de beneficencia, presidida por Paula Domínguez de Bazán, en épocas cuando se enfrentaban unitarios y federales”, repasó la escritora puntana.
“Estos lugares enaltecen a las nuevas generaciones y por eso es importante conservarlos”, consideró.
Asimismo, Romero Borri sostuvo que “el pasado siempre nos habla, siempre tiene algo que traernos, una riqueza infinita”.
“Estar en este templo donde he pasado tantas horas cuando trabajaba acá en la colección del Bicentenario es como regresar a un lugar sin tiempo. Como la mayoría de los patrimonios, viven en el presente, pero también viven en la eternidad porque son queridos, adorados y cuidados por las comunidades culturales y sociales que consideran al patrimonio como algo inalterable y valioso y estar cerca de lo valioso es siempre una oportunidad para el enriquecimiento personal”, aseguró.
Entre los referentes culturales que asistieron al acto estuvo el prestigioso historiador Jesús Liberato Tobares. “Cuando uno ingresa a este recinto siente una profunda emoción porque acá se cumplieron etapas muy importantes de mi vida, así que celebro que se haya refuncionalizado y modernizado este espacio”, expresó.
“Aquí se realizaron muchos actos que tienen que ver con nuestra vida, como por ejemplo la inauguración del Centro de Investigaciones Folklóricas, jornadas de investigación, congresos de gauchos cuyanos, se fundó la Junta de Historia de San Luis, y numerosos actos culturales”, recordó.
Por su parte, la presidenta de la Asociación Pircas, Ana Cecilia Tula, consideró: “Me parece fantástico la recuperación de este edificio que es el vestigio y el testimonio del San Luis de antaño. Es importante que se mantenga viva la memoria a través del uso de estos espacios”.
Historia del Antiguo Templo Santo Domingo
La Orden de Santo Domingo, también conocida como de los Padres Predicadores, fue una de las primeras en asentarse en la ciudad. Por su importancia se les adjudicó a los dominicos la manzana sur frente a la Plaza de Armas, hoy plaza Independencia. En este solar histórico se levantó en el siglo XVIII el Templo de Santo Domingo que por muchos años rivalizó por su importancia y actividad con la Iglesia Matriz ubicada en la esquina de Rivadavia y 9 de Julio.
A causa de que la Iglesia Matriz se había derrumbado y que el Templo de Santo Domingo estaba en un estado ruinoso, en 1835 el gobernador José Gregorio Calderón y el sacerdote dominico Fray Hilarión Etura impulsaron la construcción de un nuevo templo, conocido actualmente como Antiguo Templo de Santo Domingo, cuyas obras principales se realizaron entre 1836 y 1838.
Este edificio, posiblemente el más antiguo de la ciudad de San Luis, fue dedicado en honor a Nuestra Señora del Rosario del Trono. Sus pisos constituyen el cementerio más antiguo de la ciudad. Allí yacen los restos de vecinos prominentes y autoridades eclesiásticas.
Fue sede de la Iglesia Matriz hasta 1897, fecha en que se habilitó la nave central de la nueva iglesia, llamada Iglesia Catedral, ubicada en su actual emplazamiento frente a la Plaza Pringles. El Antiguo Templo tenía su frente en la esquina de 25 de Mayo y San Martín mirando al oeste. Del mismo se conservan unas monumentales puertas realizadas en madera de algarrobo. Sus gruesos muros fueron construidos sobre cimientos de piedra con ladrillo y adobe.
En el interior de uno de estos muros sobre la calle 25 de Mayo fue enterrado el gobernador José Gregorio Calderón (1796-1851) cuya lápida es visible hasta el presente. En 1887 el Antiguo Templo se completó con un campanario que formaba una gran espadaña que fue demolido en 1940 porque obstaculizaba la vista del frente del Nuevo Templo de Santo Domingo que comenzó a construirse en 1934 en un estilo árabe-granadino de llamativa belleza.
A partir de 1943 en el edificio del Antiguo Templo comenzó a funcionar el Archivo Histórico y Administrativo de la Provincia. También fue sede desde 1969 de la Junta de Historia de San Luis. A fines del siglo XX el Archivo Histórico fue trasladado a la esquina de 9 de Julio y San Martín y el Antiguo Templo pasó a ser utilizado en otras actividades culturales.
El antiguo solar de la Orden ha sido declarado Lugar Histórico Nacional por decreto N° 1.456 del Poder Ejecutivo de la Nación.