Héctor Zavala Agüero, el abogado de Alberto Figueroa, habló con La Gaceta Digital sobre la desaparición de su cliente, quien fue visto por última en la colonia agrícola del Servicio Penitenciario provincial el pasado sábado 29 de mayo. Zavala Agüero contó las condiciones en las vivía Figueroa, los conflictos que tuvo con agentes penitenciarios del lugar, a los que inclusive llegó a denunciar, y el trabajo que se estaba realizando con respecto a su condena perpetua por el homicidio del kinesiólogo Darío Gramaglia.
Revisión de la pena
El abogado trabajaba, con ayuda de distintos profesionales y organizaciones del país, como el abogado Ramos y el diputado nacional Leonardo Grosso, en la revisión de la pena de Figueroa, ya que la misma fue dictada bajo la Ley Blumberg, la cual introdujo unas controversiales modificaciones al Código Penal argentino.
“La ley de Blumberg lo que hace es que, en el caso de los delitos que tienen ciertos agravantes, como del que se lo condena a él, están excluidos de la posibilidad de otorgarle esta condena de cumplimiento condicional, es decir, salir en libertad condicional. Está excluida esa posibilidad para ciertos delitos y entre ellos el que se lo condena Alberto Figueroa. En el año 2039 él cumpliría su condena, por entender que son los 35 años el máximo en que debe aplicarse en nuestro país, en ese tipo de condenas”, explicó el letrado.
“Ya hay muchos pronunciamientos de los tribunales provinciales, acudiendo favorablemente a presentaciones en las que se pide la inconstitucionalidad de la ley Blumberg. Ese era el planteo que nosotros habíamos pensado iniciar este año, pidiendo la inconstitucionalidad de la ley Blumberg. Hay toda una discusión en cuanto a la cadena perpetua. Se entiende que en la Argentina, por estar adherida a pactos internacionales que prohíben la perpetuidad, es decir no tener un límite en el tiempo en las condenas, esto no es posible. No es posible condenar a una persona que no tenga posibilidad de salida de una condicional cumplidos determinados años de condena”, continuó Zavala Agüero, haciendo hincapié en que el sistema argentino se rige por los principios de progresividad de la pena y la reinserción social de la persona. “Si fuera perpetuidad no estaríamos hablando de progresividad. Entonces se contradice ese sistema de ejecución de la pena con la ley Blumberg”, sostuvo.
“Con respecto a Alberto, el planteo que pensábamos hacer era este. Entendíamos que es inconstitucional la aplicación de la ley Blumberg, porque hay muchos fallos en ese sentido, y por esto que acabo de decir, se contradice con los pactos a los que ha adherido nuestro país y que están incorporados a la Constitución. Presentamos un recurso ante la Corte Suprema, la cual nos hace lugar. La sentencia de la Corte Suprema es aproximadamente del año 2014. Ordena rever el fallo y dictar un nuevo pronunciamiento, en base al fallo Casal, de la sentencia que habían tenido Alberto Figueroa y Daniel Martínez en el año 2008”, relató el abogado.
“El Superior Tribunal hace caso en parte a lo que ordena la Corte porque no revisa toda la sentencia, no revisa toda la causa, que así lo ordenaba la Corte, sino una parte de ella, y vuelve a dictar el nuevo pronunciamiento en el que ya no se lo condena por delito de homicidio agravado por el número de personas”, dijo Zavala, quien señaló que nunca se probó “la existencia de una tercera persona”.
El abogado también señaló que hubo irregularidades en relación a una muestra de ADN que se ofreció como prueba durante el juicio. “Nosotros pedimos un análisis en base a una extracción que se hizo a Figueroa y un laboratorio de Buenos Aires indica que ese ADN que está en el expediente no correspondía a los patrones de Figueroa. Entonces pedimos una tercera prueba que contrastara el originario de prueba de ADN con la que nosotros habíamos presentado y el juez no hizo lugar en su momento. Lo que estamos seguros es que el ADN de Figueroa no era tal, el de Martínez obviamente tampoco, y tampoco el de Gramaglia, es decir que habían sido al menos, adulterados. Bueno, eso estábamos nosotros haciendo y se había contactado también la ONG Innocent Project, una organización internacional que trabaja en casos como este, en los que creen que hay una persona condenada y que es inocente. Ellos nos habían pedido unas ciertas fojas del expediente para comenzar a trabajar y eso es lo último que yo tuve como participación en la causa el año pasado”, dijo Zavala, cerrando este capítulo de la entrevista.
El estado físico y mental de Figueroa
“Alberto, desde hace por lo menos seis años, cinco años, que está en la colonia penitenciaria. Hay una persona que se encuentra al ingreso del establecimiento, que es un penitenciario, pero que no está controlando lo permanente. Estaba viviendo ahí en una situación bastante delicada para los que lo veíamos, que no hemos sido más de 5 o 6 personas que lo hemos visitado. Delicada porque el lugar es un rancho, literalmente un rancho que no tiene las condiciones básicas que se necesitan para vivir bien, no digo de comodidad, sino para vivir bien, con calefacción en el invierno, medianamente bien para no sufrir la inclemencia del tiempo. No tiene más que un baño que se parece a una letrina y este dos ambientes, que es una cocinita rústica y otra sala que hacía el dormitorio. Pero bueno, es lo que él había pedido y nunca quiso salir de ahí, a pesar de que en varias oportunidades, algunas personas, yo en particular, le recomendábamos que volviera al servicio penitenciario porque no lo veíamos bien en ese lugar. No solo fue eso, sino que además, su situación anímica, él estaba absolutamente solo en ese lugar”, relató el letrado.
Dentro del predio, Figueroa, de acuerdo a Zavala, no mantenía relación con nadie. “Había otro interno en los últimos tiempos, pero durante mucho tiempo no. Antes hubo otra persona que estaba a una distancia de como una cuadra y no tenía ningún contacto. Menos con el guardiacarcel que lo veía al mediodía cuando iba a buscar él a la oficina el pan, la comida, y eso no era todos los días, sino que algunas veces a la semana; y muy ocasionalmente lo visitaba algunos de los hijos”, contó. “Nos daba la sensación que no estaba recibiendo el tratamiento médico que le correspondía hace unos años le habían puesto un stent por un problema cardíaco y tenían que ponerle otro. Tenía que tener una revisión con un cardiólogo periódica y no la estaba teniendo”, añadió.
“Tenía un emprendimiento en el lugar. Había sembrado y tenía tabaco, cultivaba sobre todo hierbas aromáticas, medicinales, una pequeña granja, hay una laguna ahí en la que había sembrado peces. Hay varias historias que me contaba de estar ahí transitando la zona, se había encontrado con un animal salvaje que lo había atacado en alguna oportunidad, pero todo esto solo, siempre solo”, aseguró.
Conflicto con personal del servicio penitenciario
“Nunca, en lo más mínimo a mí, manifestó su intención de fugarse y nada que se pareciera. Él había tenido algunas salidas transitorias hace un par de años y siempre volvió, siempre tuvo buen comportamiento. Tenía sí algunas discusiones y eso es lo que nos llama la atención, con personal del servicio penitenciario. Discusiones sobre todo porque había denunciado en la Justicia que se malversaban algunos fondos que deberían tener como destino los internos y no lo eran, que el personal de servicio penitenciario usaba el establecimiento para criar animales para beneficio propio, privado, particular, que le habían robado unas cabras y había hecho prácticamente de esa denuncia su razón de vida, por decirlo de alguna manera. Él se abocaba permanentemente a eso. No estaba ocupado en otra cosa”, dijo el abogado.
“También he escuchado que tenía varias sanciones y en ese sentido, a mí lo que me consta son los informes que emitía el Servicio Penitenciario de que era una persona que tenía un excelente, excelente comportamiento. Salvo estas discusiones que tenía con el Servicio Penitenciario Personal, en el que había tenido algunos enfrentamientos, él denunciaba incluso que lo habían agredido, que había recibido maltrato, discusiones por estas cuestiones de malversación de fondos”, agregó Zavala.
Cabe señalar que La Gaceta Digital consultó al director del Servicio Penitenciario, Segundo Gimenes, sobre estos supuestos conflictos. El funcionario, en una agitada conferencia de prensa, dijo que “hay unas cuestiones así” y que “puede haber habido una presentación, pero no una pelea”. Asimismo, Gimenes, coincidió en que Figueroa tenía “una conducta ejemplar”, pero reconoció “que no era fácil tampoco por la capacidad intelectual que él tenía” y que “era difícil de sobrellevarlo”. Esto era en parte porque Figueroa “se adueñaba de las cosas que había en la Colonia Penal”.
“Por ahí se le pedía que hiciera tareas que no estaban contempladas dentro del régimen del servicio penitenciario y se negaba. Pero también hay que tener en cuenta que él, durante la parte de su condena que la cumplió en la unidad penitenciaria, había fundado un centro cultural, una biblioteca. Todo eso está todavía ahí, en la unidad número 3 de condenados. Él mismo había dado clases a los internos. Era un interno con una conducta ejemplar y por eso que se lo había destinado a ese lugar”, continuó el abogado, refiriéndose al comportamiento de Figueroa.
“Me llama muchísimo la atención esto que se habla de que se haya fugado, porque como digo, jamás, jamás me lo mencionó. Yo tenía encuentros como digo de más de dos horas a veces charlando con él cuando lo iba a visitar y nunca me mencionó eso, pero además es una persona que no estaba en condiciones físicas de salud para afrontar una situación de esta naturaleza. No era para nada peligroso. No tenía recursos económicos porque intentar una fuga implica afrontar gastos muy importantes. Por lo demás, lo que nosotros decimos es que se tiene que investigar al servicio penitenciario, estas dos personas que han sido puestas a disponibilidad, que no sé quiénes son, pero hay alguien en particular al que había denunciado porque lo había empujado, lo había sometido a maltratos, y el servicio penitenciario es el que tiene que ser el garante de la seguridad de las personas que están internas en el mismo, es decir, tiene que dar respuesta de qué pasó con él”, dijo Héctor Zavala Agüero.
Para finalizar, aseguró que su defendido no tenía celular, que no contaba con recursos económicos ni mucho contacto con el exterior, especialmente desde que, en 2019, se separó de quien era su pareja. “Antes tenía más posibilidades por contar con alguien más afuera. Últimamente los hijos no tenían un contacto muy estrecho con él. Yo no sé si en los últimos meses han ido uno o dos veces. Es decir, no había mucho contacto con el exterior. Antes estaba en mucho mejor situación para emprender esta supuesta fuga de la que se habla”, concluyó el abogado de Alberto Figueroa.