El 25 de abril de 2020, Julio Alberto Olariaga recibió tres impactos de bala calibre 22 en la puerta de su casa. De acuerdo con la acusación fiscal, esa noche la víctima de 53 años se encontraba con su pareja Silvia Fernández cuando tocaron el timbre de su vivienda, ubicada sobre Abelardo Figueroa al 800, y salió a atender. A una corta distancia, dos balazos rozaron su abdomen, pero un tercer proyectil lo alcanzó a la altura del pecho. Falleció a los pocos minutos por un shock hipovolémico.

Por este hecho, desde este lunes son juzgados Sandra Pérez Gitto y Matías Balada y enfrentan un pedido de condena de prisión perpetua. El debate oral y público está a cargo de los jueces del Colegio de la ciudad de San Luis, María Eugenia Zabala Chacur, Adriana Lucero Alfonso y Ariel Parrillis y se extenderá a lo largo de cinco jornadas.

En la primera audiencia del debate oral, la fiscal de Juicio N° 1, Virginia Palacios, dijo en su teoría del caso, que Gitto y Balada organizaron un plan criminal al que denominó “familia por familia”. Pérez Gitto, de 56 años, es parapsicóloga y fue pareja de Olariaga. Balada, por su parte, era un ex policía que presuntamente conoció a Gitto porque le encargó trabajos espirituales para recuperar a su ex mujer e hijo. En 2022, el hombre de 41 años fue condenado a 12 años de prisión por la muerte de Leandro Bustos.

“Balada le hizo una contraprestación a Gitto a cambio de que la mujer le hiciera servicios espirituales para que pueda volver con su familia. Se buscó atacar el seno familiar de la víctima. El primer ataque fue a Federico, hijo de Olariaga, a quién Balada le disparó en una pierna. Luego procuraron las diligencias e información para terminar con la vida de Olariaga, en abril”, expresó Palacios en su alegato de apertura.

De las pericias telefónicas se desprende que entre el 18 y 25 de abril, ambos imputados se comunicaron 686 veces.

El ex policía llega al debate imputado por el delito de homicidio doblemente calificado por mediar promesa remuneratoria y por el uso de arma de fuego, mientras que la mujer está acusada de homicidio triplemente calificado por el vínculo, por mediar promesa remuneratoria y por el uso de arma de fuego.

“Ha quedado claro que años antes de los hechos investigados, Páez Gitto y Olariaga, tuvieron una relación sentimental, que dejo profundas heridas en la imputada, y que en cierto modo desencadenaren la mayoría de los sucesos investigados, todo lo cual hiciere que la imputada vaya acumulando un odio desmedido hacia él y su familia directa”, dice la acusación elevada por el fiscal de Instrucción, Esteban Roche.

Y agrega: “Que, durante mucho tiempo, Olariaga y las mujeres con las cuales mantuvo una relación de pareja formal, tuvieron que soportar una serie de escraches y distintos movimientos que tenían como motivo principal hacer sufrir a la víctima y a quien estuviere a su lado”.

De acuerdo con la investigación, la víctima y su familia recibían desde hacía varios meses antes del homicidio, mensajes anónimos, escraches en redes sociales y escritos intimidantes. Por esta situación, la justicia había ordenado una restricción de acercamiento a favor de la familia de Olariaga y en contra de Gitto.

En el allanamiento realizado en la casa de Gitto, la División de Homicidios encontró cosas idénticas a las que recibía Olariaga en su casa. “En una clara postal del odio, se incautaron toda una serie de objetos artesanales y similares realizados por Pérez Gitto, los cuales se encontraban anexados a fotografías del occiso y su pareja”, dice la requisitoria de Roche.

“No mató ni es el cerebro de ningún plan macabro”

La defensora de Juicio N° 2, Cecilia Cabello, representante de Pérez Gitto, dijo que la mujer no mató ni organizó ningún plan criminal y pidió la absolución de la mujer de 56 años. “Mi defendida no fue el cerebro de un plan macabro ni arremetió contra la humanidad de Olariaga. Gitto tiene dos hijos, está desempleada y con una madre que no ve hace cuatro años”, explicó Cabello.

Y agregó: “La fiscal calificó de brujerías a la actividad de mi defendida. Mi lema es que esta causa no sea una caza de brujas. Lo de la fiscal dista con la verdad de los hechos. No negamos la muerte de Olariaga, la justicia es un sistema y desde mi parte buscamos asegurar la debida defensa de Gitto y acusarla de un hecho que no cometió es una injusticia”.

“Lo convenció de que debía asustar y molestar a la familia Olariaga”

“Balada desde el 2013 es desempleado y empezó a decaer. No había amigos, ni familia. Anduvo mal, empezó a consumir pastillas. Lamentablemente, en 2019 y ante la ruptura de su pareja cae en manos de Gitto, quien consiguió el consentimiento total de mi defendido”, dijo Sala, defensor de Balada.

De acuerdo a su alegato, la mujer lo convenció de que debía asustar y molestar a la víctima y su familia. “El plan era asustar. El segundo hecho, el de abril del 2020, salió mal, lo que descarta el plan homicida. Existió una sola voz cantante y Balada solo obedeció”.

Prensa: Poder Judicial