En la audiencia de formulación de cargos que se realizó este viernes pasado el mediodía, la jueza de garantía, Agustina Dopazo, dictó 90 días de prisión domiciliaria al acusado de atropellar y matar al delivery Jhonatan Valera Salazar (28). El acusado, Mariano Mourelle, quedó imputado de homicidio culposo agravado por el uso de vehículo e intento de fuga. Los abogados defensores del repartidor manifestaron su disconformidad por la prisión domiciliaria y afirmaron que hay testigos que sostienen que el acusado no estaba desvanecido en su auto, sino que iba zigzagueando y rebasando otros vehículos.
Mourelle no hizo declaraciones a la prensa cuando fue trasladado ni tampoco lo hizo en la audiencia.
“Nosotros pedimos la prisión preventiva, pero no nos hicieron lugar por el momento. A mi entender, tendría que ser en el Servicio Penitenciario. Pero hizo lugar a la petición de la defensa por la presunta enfermedad del imputado”, expresó el abogado de la familia del repartidor, Daniel Martín.
La defensa presentó un certificado médico para acreditar el cuadro de epilepsia del imputado.
Por su parte, el fiscal de la causa, Juan Pablo Estopiñán, consideró que la prisión domiciliaria, que será en un domicilio reservado, “es una medida proporcional y racional para los fines procesales”. Agregó que “no hay una injerencia posible por parte del imputado” en la producción de las pericias y la investigación de la Fiscalía. Sin embargo, admitió que el cuadro de epilepsia que tiene Mourelle influyó para que le dictaran la prisión domiciliaria.
El argumento de la defensa del acusado es que Mourelle tuvo un ataque de epilepsia al volante. Pero ni el fiscal ni la querella coinciden con esa versión. “Nosotros tenemos un par de testigos que todavía no han sido incorporados a la causa. Donde cuentan que vieron con exactitud que el auto venía zigzagueando, pero con un dominio total. No venía una persona desvanecida. Venía zigzagueando, pasando automóviles a una velocidad muy, muy elevada. Rompiendo todas las reglas de tránsito”, dijo el abogado querellante.
Estopiñán también hizo referencia a estos testigos “que les llama la atención la velocidad a la que iba el vehículo, cómo rebasaba a otros autos que estaban en esa misma calle, e incluso un testimonio de un conductor que fue rebasado por el imputado. Esto nos habla de una clara dirección y de una forma de conducirse por la vía pública que está muy lejos de una ausencia y de un comportamiento azaroso en línea recta”.
Como la causa está en sus inicios, se espera la producción de pruebas como pericias, grabaciones de cámaras de seguridad, declaración de testigos, etc.
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