El Servicio Penitenciario Provincial puso en marcha un programa de capacitación en fabricación de adoquines, destinado a personas privadas de la libertad alojadas en el Complejo Penitenciario N°2 de La Botija. Según detallaron las autoridades, la participación será completamente voluntaria, tendrá una etapa teórica inicial y estará orientada a brindar herramientas concretas para la reinserción laboral.
Además, se evalúa una remuneración en una segunda etapa del proyecto, “de acuerdo a la 24.660”. “Es la Ley de Ejecución de la Pena Establece que los internos tienen que cobrar una remuneración por su trabajo”, explicó la directora del Servicio Penitenciario, Karina Mantelli.
“Ningún interno está obligado a participar”, remarcó, por su parte, la subdirectora de Revinculación, Mariángeles Sosa. La funcionaria precisó que el trabajo será “preferentemente para los internos penados” y que, en esta etapa inicial, el objetivo es adoquinar un camino de nueve kilómetros dentro del complejo, que actualmente “arruina los móviles” del personal penitenciario.
Para llevar adelante el proyecto, el Servicio Penitenciario adquirió tres máquinas ponedoras manuales marca Holanda, que tienen una capacidad de producción diaria estimada de entre 1.500 y 2.000 adoquines cada una. La capacitación estará a cargo de la Universidad Provincial de Oficios (UPrO) y comenzará con una etapa teórica centrada en higiene y seguridad, uso de elementos de protección personal y conocimientos sobre los materiales utilizados en la fabricación.
Una vez completada esta formación, los internos podrán postularse voluntariamente para continuar con la etapa práctica, que incluirá tanto la producción de adoquines como la colocación de premoldeados. “Vamos a lanzar una convocatoria, pero se requieren algunas condiciones para poder formar parte del programa”, aclaró Sosa. Entre ellas, no se exigirá buena conducta previa de forma excluyente. “También se le dará la posibilidad al que va a tratar de tener buena conducta, porque si no hacemos la misma exclusión que vienen trayendo de afuera”, agregó Mantelli.
La Directora explicó que el programa forma parte de un enfoque basado en la “labor terapia”, orientado a que los internos puedan desarrollar un oficio con certificación oficial. “Queremos que aprendan un oficio para cuando salgan a la calle, un oficio con una certificación pertinente”, sostuvo. En relación a la posible remuneración, Mantelli adelantó que se está evaluando implementar un pago en una segunda etapa, conforme a lo establecido por la Ley de Ejecución de la Pena. “La ley establece que los internos tienen que cobrar una remuneración por su trabajo”, afirmó.
La calidad de los adoquines producidos también será verificada. Sosa indicó que, una vez transcurrido el fraguado de unos 20 días por pieza, se enviarán muestras al instituto de la Universidad Nacional de San Luis que realiza pruebas de compresión. “Recién cuando tengamos esta calidad certificada vamos a empezar con la ubicación de los adoquines”, precisó.
En total, se espera que participen no más de 20 internos en esta primera etapa, todos ellos alojados en el penal de La Botija. “También es una especie de devolución a la sociedad, ya que ellos se sienten cómodos teniendo una actividad diaria que favorezca la revinculación”, concluyó Mantelli.