“Vengo a pedir por los humildes y desprotegidos”, fueron las palabras con las que Silva abrió la conferencia de prensa que se realizó en un bar de la peatonal, al cual llegó portando un cuadro de Eva Perón que lo “acompaña a todos lados”. “El viernes fue un viernes negro”, agregó el ex secretario, para así completar su dramática, algunos dirían irrisoria, entrada.
De acuerdo a lo que se pudo entender del desordenado relato del ex funcionario, todo comenzó a las 7.50, cuando el secretario de Obras y Servicios Públicos, Ramón Zarrabeitía, subrogando a Silva, llegó a su oficina a buscar documentación sobre la obra de alumbrado público para el barrio Néstor Kirchner. “Zarrabaitía entró a mi oficina. Llegó a las 7.50 y se fumó un cigarrillo en mi oficina. Es mentira que no le dejaron ingresar. Estuvo esperando a que viniera la inspectora (de la obra de alumbrado público), que estaba demorada, y se fue a hacer un trámite. Vino la inspectora, pero en el interín mi secretario cierra con llave y se cruza en frente, a Ceremonial. La disputa que tiene con una de nuestras inspectoras de obras, es por los modos, por como le pide las cosas, que la gritonea, la amenaza, le manotea los expedientes de una mala forma. Y ella sin poder acceder a mi oficina porque es mi secretario el que tiene las llaves”, relató Silva, desmintiendo que no dejaran entrar a Zarrabeitía, lo cual, según la versión oficial, fue el desencadenante del despido del ahora ex secretario.
A partir de ahí, es cuando la cosa se descontroló, e intervinieron Juan Carlos Puertas y Constanza Jiménez Nasseta, los directores que Ponce despidió. “Estaban agarrando CPUs, estaban bajando información sensitiva de licitaciones millonarias. Hubo apremios, hubo gritos, hubo violencia de género. Como el mejor estilo de la dictadura militar, a algunos compañeros de trabajo le pidieron el nombre, el documento y si estaba con Silva o no. Cuando alguien le dijo que no podían hacer eso, hasta tuvieron la cobardía de levantar la mano amenazante hacia una mujer. Estaban amenazando con golpear, sin un solo papel en la mano que dijera qué es lo que estaban haciendo y buscando. Porque, encima, lo que querían buscar estaba a mano, no estaba en mi oficina”, dijo Silva, quien además aseguró que sus directores nunca desconocieron la autoridad de Zarrabeitía y Ponce, pero si solicitaron “un papel que diga que van a hacer una auditoría y necesitan llevarse la computadora”.
De ese punto en adelante, ya todo es historia conocida. Ponce mandó al escribano y al asesor letrado de la Municipalidad, Fernando Cangiano y Ricardo Bazla, respectivamente, quienes con un cerrajero entraron a la oficina de Silva y finalmente se llevaron lo que buscaban.
“Yo creo que me quería sacar de encima, posiblemente. Yo estoy tan desorientado como ustedes. Me he ido, han subrogado el cargo y han cambiado las reglas del juego. Yo le renuncié al Intendente. No tenía mucha opción. El tema es si el Intendente podía realizar esas acciones y yo las asumiera. No me lo banqué una vez más. Si no se me consulta de una cuestión que es de mi competencia, creo que no está siendo valorada mi gestión”, comentó Silva, asegurando que nunca fue despedido por Ponce, y dando a entender que antes hubo una situación que no se “bancó”. “El Intendente me dice que sí, que él había autorizado eso. Imagínense, así yo ya no puedo seguir siendo secretario de él, ni él mi Intendente”, añadió.
Y continuando con el hincapié en su desorientación, el chaqueño descartó que el episodio se haya debido a la obra del alumbrado público del barrio Néstor Kirchner. “El alumbrado era un millón de pesos, y nosotros tuvimos licitaciones por 160 millones de pesos”, quien aseguró no temer que su gestión sea investigada por el Tribunal de Cuentas. “Mejor dejemos que el Tribunal de Cuentas decida”, disparó. Otra versión que descartó es la de una interna con Zarrabeitía, con quien aseguró tener “una relación de compañeros”. “Hasta diría de buena para
arriba. Nos colaborábamos mutuamente”, manifestó.
Otro punto que Silva comunicó durante la conferencia fue la entrega de un petitorio al Concejo Deliberante y al Intendente, quien se negó a recibirlo. “Pido que de intervención al Tribunal de Cuentas para que investigue mi gestión. Pido que no se persiga la gente, que se forme una comisión investigadora de lo qué pasó ese viernes negro. Quiero que alguien del otro lado también por lo que hizo, que lo investiguen a él y a otros involucrados”, comentó el ex secretario.
Profundizando sobre su visita al Concejo Deliberante, Silva comentó su diálogo con Zulema Rodríguez Saá, a quien le habría dicho que la forma de actuar de Ponce, “de prepotear, de llevarse por delante la gente, de no tener un solo papel que avale lo que están haciendo y nada más que por una forma verbal”, es el resultado del “semillero de sus hermanos” Adolfo y Alberto. A su vez, también desmintió a Raúl Laborda Ibarra, asegurando que el concejal “faltó totalmente a la verdad” cuando dijo Silva había denunciado hechos de corrupción.
Por último, y antes de referirse al tema viviendas, el ex secretario aseguró que hay una lista de 11 personas que serían despedidas. “Hay hasta ayudas económicas”, dijo Silva, quien esquivó la pregunta sobre si también fueron despedidos todos los familiares que él había acomodado en su antigua Secretaría de Obras Públicas. Para rematarla, Silva dijo que recibió mensajes, diciéndole “que estas cosas están pasando en la Municipalidad en otras áreas”.
¿Y las viviendas?
De acuerdo a Silva, su compromiso con Ponce era tener 2 casas listas para entregar el 28 de agosto, las cuales estarían ya completas, mientras que las 40 restantes se iban a hacer “periódicamente, porque no tenemos agua, no tenemos luz y no tenemos cloacas”.
Y mientras que, durante su conferencia, Ponce culpó a Silva por el hecho de que las primeras 42 viviendas municipales todavía no estén listas, el ex funcionario fue un tanto más diplomático. “Dejemos que un tercero juzgue eso”, dijo Silva, quien, sin embargo, sugirió que hubo grandes demoras en las instalaciones eléctricas y llamó la atención sobre los cambios del modo de operar de las comisiones evaluadoras de las licitaciones. “Así, una licitación que lleva 45 días, se va a 90 fácil”.
De igual manera, comentó que su ida de la Municipalidad no significa que la ciudad capital se vaya a quedar sin viviendas de la Nación. “Las viviendas van a venir a San Luis. La Presidenta ha decidido poner sus ojos en San Luis. No creo que ni Silva, Ponce o Picco seamos los instrumentadores de eso”, concluyó, luego de anunciar que seguramente su destino implica volver al Ministerio de Planificación Federal a realizar un informe, luego de tomarse unos días de vacaciones, sobre lo ocurrido en San Luis.