Este lunes por la mañana comenzó el juicio oral a la subinspectora de Policía (en el momento del crimen) Marina Silva, acusada de asesinar a sus dos hijos mientras dormían. Tiene un pedido de condena de prisión perpetua por el delito de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y agravado por el uso de arma de fuego. La acusada lloró en algunas partes del testimonio del padre de su hija, pero no lo hizo cuando el policía que encontró los cuerpos sin vida de los niños narró el hallazgo.
En la primera jornada de juicio declararon varios testigos entre los que se pueden destacar el testimonio Carlos de la Rocha, padre de Sofía (7), la hija mayor que mató Silva. “Se me terminó la vida” fue lo que dijo en la audiencia cuándo se enteró que su expareja había matado a su hija. “¿Por qué lo hiciste”, le dijo a Silva mirándola a la cara. No recibió respuesta de la acusada. En ese momento, De la Rocha fue advertido por la jueza Adriana Lucero Alonso que no podía dirigirle la palabra a la acusada.
Silva lloró en algunos momentos del testimonio del padre de su hija, quien respondió preguntas sobre su relación con la acusada y con su hija. Algo que se debe mencionar es que De la Rocha tuvo un accidente un tiempo antes del asesinato por el cual quedó parapléjico y se enteró del crimen por redes sociales.
La acusada no lloró cuando testificó el policía Clemente Mamani, quien fue uno de los efectivos que encontró los cadáveres de los niños. El público y la prensa fueron sacados de la audiencia cuando se iban a mostrar las fotos de la escena del crimen. Por lo tanto, no se pudo ver la reacción que tuvo Silva en ése momento.
Alegatos de las partes
Previo a los testimonios se realizaron los alegatos de apertura. La fiscal de Juicio Virginia Palacios argumentó que el doble asesinato fue planificado. Silva hizo un disparo de prueba en la cama matrimonial, mientras los chicos dormían, les colocó una toalla y un almohadón sobre el rostro antes de realizar los disparos mortales. La planificación también se evidenció por la carta de que dejó a la familia y mensajes enviados, según el argumento de Palacios.
Por su parte, el abogado de la querella, Esteban Bustos, dijo que “la imputada es la responsable directa del homicidio de sus dos propios hijos con premeditación y frialdad”.
La estrategia de la defensora oficial María Agustina Tobares es atenuar la condena que va a recibir Silva. Argumentó que la acusada no actuó con maldad sino en un contexto de desesperación por la difícil situación económica que atravesaba debido a las deudas que tenía y de violencia de género. Según la defensora, el crimen fue el resultado de facultades mentales alteradas.
El doble asesinato
El crimen sucedió el 1º de octubre de 2024, entre las 5 y 6 de la mañana, cuando Silva, quien se desempeñaba como policía en la Comisaría Nº 34 de Juana Koslay. La acusada provocó una pérdida de gas para causarles somnolencia a los chicos. Colocó una almohada y una toalla encima del rostro de sus hijos e hizo dos disparos a quemarropa.
Tras el crimen dejó una carta a la familia. “Perdón, ya no pude más. No es culpa de nadie. Pero necesito paz. Pa y ma los amo. Hermanos gracias por todo. Y Jonathan perdón también, te amo. Perdón por no poder seguir más. Marina Silva”. “No quiero mis hijos sean una carga para nadie. Los amo tanto Bauti y Sofía, que necesito estemos juntos”. “Ni Jonathan, ni mamá me hicieron embargar el sueldo. Yo sola me llené de deudas y no supe manejarlo. Quise no le falte nada a los niños. Perdón”, dicen algunos extractos de la carta.
Se hizo público que Silva estaba agobiada por deudas y trascendió que debía más de $7 millones. Horas después del asesinato, Silva fue encontrada deambulando en la zona del Dique de Cruz de Piedra.