Cambios de paradigmas sociales: madres y padres al trabajo

¿Qué roles está adquiriendo la mujer?, ¿El padre tiene nuevos roles y desplaza a la madre?, ¿Quién se ocupa de las tareas domésticas? La institución familiar ha atravesado una serie de importantes transformaciones en los últimos 20 años. “Tradicionalmente el rol paterno se concebía como aquel que cumplía con las actividades de engendramiento, reconocimiento, provisión y control de los hijos, en la pasada década estos roles se han modificado, siendo ya  roles compartidos y, algunas veces, intercambiables.” En la actualidad, las familias con hijos se redistribuyen y muchas veces, intercambian roles.

Si el rol del padre es más activo, a causa de que la mujer se suma al mercado laboral por decisión propia, no debería incidir negativamente en el entorno familiar ni en la subjetividad de la mujer. Para la mujer resulta capital contar con esta repartición de las actividades, independientemente que el padre este o no inserto en el mercado laboral.

Una madre, necesita a su vez realizarse como mujer, esto es estar orientada por un deseo que vaya más allá del cuidado de sus hijos y de las preocupaciones propias del  hogar. Su condición de madre, no debe anular su condición de mujer. Situación que resultara beneficiosa para los hijos e incluso para la pareja parental. Motivo por el cual  no debería haber  perjuicio alguno.

En la familia moderna los roles de sus miembros, ya no son estáticos. Uno de los aspectos fundamentales de este cambio fue la inserción cada vez más audaz de la mujer en el ámbito cultural y en el mercado laboral, tal como pudo observarse desde principios del siglo pasado.

Que un padre se ocupe de las tareas domésticas y del cuidado de los chicos, no debería traer aparejado ningún trastorno en el entorno familiar. Una decisión basada en el dialogo y en el consenso, debería llevar a una adecuada interacción con los hijos; que pueda incluso afianzar los lazos intrafamiliares. Pues independientemente de quien ejerza dichas tareas, los hijos siguen siendo criados por los dos, la madre y el padre.

La sensación de desplazamiento o de pérdida de lugar, puede existir en la madre, y de hecho es frecuente y normal que dicha sensación exista. Pero cuando esas sensaciones cobran entidad y obstaculizan la relación con la pareja y con los hijos es importante la consulta con un especialista.

Lo beneficioso para una familia es que ambos padres, participen activamente del cuidado de los hijos y de las tareas inherentes a éstos y de la casa, lo cual genera un cambio de paradigma social en el último siglo.

Distinto puede llegar a ser, cuando la mujer queda como jefa de familia, siendo el hombre quien se ocupe exclusivamente del cuidado de los hijos quedando éste relegado y excluido del mercado laboral. De no mediar consenso, o dialogo   podría traer aparejado diversos conflictos tanto en los hijos, como entre ellos y en cada uno de ellos en tanto padres y en tanto hombres y mujeres.

La familia es una institución flexible y que puede, en el discurrir del tiempo, adoptar múltiples formas que combinan de diversas maneras lo social cultural y lo biológico según el lugar y la época.  Contemplar  dichos cambios junto a los de la modernidad, evidencian la diversidad de respuestas de las familias, frente a las nuevas y variables condiciones económicas y sociales. Se podría decir que no existe la familia tipo, sino diversos tipos de familia que coexisten en un mismo tiempo. En la familia moderna por ejemplo los roles de sus miembros, ya no son estáticos.

Uno de los aspectos fundamentales de este cambio en las concepciones de paradigmas fue la inserción cada vez más audaz de la mujer en el ámbito cultural y en el mercado laboral, tal como pudo observarse desde principios del siglo pasado.

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