Ayer, alrededor de las 13.30, la presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, finalmente arribó e inauguró Yanquetruz, una planta “modelo” de producción porcina que la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), a través de un crédito Bicentenario otorgado por el banco Nación, ha construido en Juan Llerena, un pequeño pueblo a casi 100 kilómetros de San Luis Capital.
Inmediatamente, Cristina y el gobernador de San Luis, Claudio Poggi, procedieron a recorrer las instalaciones de la moderna planta, acompañados por sus respectivos equipos de prensa oficiales, los directivos de la firma y un reducido grupo de funcionarios. Alrededor de las 14 horas, Cristina, Poggi, el intendente Enrique Ponce y el presidente de la ACA, Daniel Biga, subieron al escenario de la atestada carpa que el Gobierno montó para el evento.
Y como si fuera un partido de fútbol, en cuanto la locutora oficial de Presidencia presentó a Poggi, se comenzaron a escuchar los abucheos y silbidos que provenían de los seguidores del Gobierno nacional que habían logrado ingresar a la carpa, entre los que se encontraban varios pibes de La Cámpora, Kolina y Nuevo Encuentro, quienes más de una vez amagaron con cantar “se va a acabar la dictadura de los Saá”, pero solo se animaron a hacerlo cuando el Gobernador se retiró. Obviamente, esto provocó que, cuando Ponce fue presentado, los funcionarios del Gobierno local reaccionaran de la misma manera.
Tras el esclarecedor discurso de Biga, fue el turno de Poggi, quien agradeció a la ACA y a la Presidenta por confiar en San Luis, destacando además que el Gobierno local recientemente inauguró la ruta de acceso a Yanquetruz. “Teníamos muchas ganas que viniera a San Luis. A los sanluiseños nos hace sentir esto más integrados a la Argentina. Muchísimas gracias, Presidenta”, fueron las palabras con las que el Gobernador cerró su brevísimo discurso.
Cerca de las 14.30, Cristina finalmente tomó la palabra y rápidamente se refirió a la importancia de la inauguración de esta fábrica de producción porcina, ya que todavía estamos importando carne de cerdo para hacer frente a la demanda interna. “Este emprendimiento es un paso más en la sustitución de importaciones para que no tengamos que depender externamente de otros valores para hacer nuestra producción alimentaria, que es en el Plan Argentina 2020 Agroalimentario, uno de los objetivos y políticas de estado. ¿Por qué hablo de políticas de Estado? Porque debe trascender a los Gobiernos, a los partidos, y debe ser esencialmente un proyecto de la Nación, de los 40 millones de argentinos”, enfatizó la Presidenta.
Luego de recordar que este emprendimiento es posible gracias a los préstamos que otorga el banco Nación, Cristina hizo un paréntesis y recordó un acto en la Casa Rosada, donde el titular de la cámara que agrupa a los productores porcinos, “habló de las propiedades afrodisíacas” de esta carne. “Yo luego hice un comentario, pero nadie lo había escuchado a él, y todos me escucharon a mi, y pareció que yo andaba recomendando carne de cerdo como repartiendo pastillas de Viagra”, relató la Presidenta, demostrando que ese día estaba de muy buen humor.
“Además, y tenemos que meternos esto en la cabeza, (la de cerdo) es la carne de mayor consumo a nivel mundial. No solo la tenemos que pensar para sustituir importaciones, sino que la tenemos que pensar para exportar. Somos el único país del mundo donde el primer consumo de proteína animal es carne vacuna. En todos los otros países del mundo o es el cerdo, o es la oveja, o es el pescado. Somos nosotros nada más los locos de la proteína de la vaca”, agregó Fernández de Kirchner, haciendo nuevamente hincapié en la importancia que tienen hoy en día los emprendimientos porcinos.
A su vez, la Presidenta destacó que este proyecto también es posible gracias a la “incorporación de la ciencia y tecnología” y a “los acuerdos con las universidades nacionales” de distintos lugares del país, quienes han aportado su gran conocimiento para hacer más efectivo el proceso, logrando inclusive que la fábrica produzca su propia “energía eléctrica mediante biomasa y biogas”, como bien explicó previamente Biga.
“Aquellos que pertenecemos a la
clase media universitaria, creemos que hemos llegado a nuestros lugares únicamente por méritos propios. Por supuesto que ha sido el esfuerzo y el trabajo personal, pero hemos podido llegar también porque vivimos en un país donde se puede ir a la universidad en forma gratuita. Y eso no pasa en todas partes del mundo. Siempre hemos sido igualadores”, dijo Cristina, despertando una de las mayores ovaciones de la tarde.
De todos modos, el segmento de su discurso que seguramente todos recordarán fue la genial comparación que la Presidenta hizo entre chanchos y políticos. “Los chanchitos nacen con su mamá allá en la maternidad. Ahí están hasta los 21 kilos, 7 días aproximadamente, y la novedad es que en todos los otros establecimientos pasan a dos lugares más antes de llegar al productor. Y esto le produce a los chanchitos stress. ¿Por qué? Porque pelean. Me dicen que cuando son destetados, comienzan a pelear entre los chanchitos para ver quien tiene la jefatura, se parecen en todo a nosotros, ¿se dieron cuenta? Entonces, ¿qué ha decidido esta gente a partir del conocimiento? Que haya una solo elección primaria, se pelean ahí y pasan directamente al productor. No hay, como tenemos nosotros, primarias, obligatorias y simultáneas, donde elegimos candidatos y después vamos a las generales. Nunca nada me pareció tan parecido a nosotros”, disparó Cristina, haciendo estallar en carcajadas a todos los presentes.
Ya cerca del final, Fernández de Kirchner repasó algunos de los momentos clave de su gestión, como la recuperación de Aerolíneas Argentinas, YPF y “los recursos de los trabajadores a través de las AFJP”; para luego despedirse, prometiendo que esta, su primera visita a San Luis, “no va a ser la última”.
Seguida de cerca por el senador nacional Daniel Pérsico y el Gobernador, quien fue sumamente insultado por muchos de los casi 2 mil seguidores de la Presidenta que se habían acercado al vallado, Cristina esquivó a la prensa, se subió a la van que la esperaba y, tirando besos por la ventana, se despidió con un “los amo a todos”.