El gobernador saliente se fue por la puerta de atrás mientras Rodríguez Saá criticaba el uso de la banda y el bastón que tanto le gustaban a Poggi.

A diferencia del fastuoso acto que se realizó hace cuatro años, con pantallas gigantes y obsequios entre uno y otro, el traspaso de Claudio Poggi a Alberto Rodríguez Saá se realizó a puertas cerradas, en el despacho del primer mandatario, ubicado en el tercer piso de la torre I de Terrazas del Portezuelo. Finalizado el acto, Poggi se fue, como se dice, “por la puerta de atrás”. 

El traspaso se realizó en una ceremonia en el interior del despacho gubernamental, ante el escribano general de Gobierno, Mario Estévez. Siguiendo con el protocolo, el gobernador saliente le hizo entrega a Rodríguez Saá del bastón de mando, tras lo cual el acto quedó sellado. Posteriormente, Jorge Basualdo, el empleado más antiguo de la administración pública, firmó el primer decreto de nombramiento de los nuevos ministros y secretarios de Estado.

“En la ceremonia me colocó la banda y el bastón, lo acompañé hasta la puerta como marcan el protocolo, las buenas costumbres, la legalidad, la legitimidad, la racionalidad y la alternancia del poder. Cuando volví a mi despacho, con respeto y cariño, porque es un pensamiento que vamos a intentar convertir en ley, dije que iba a ser la última vez que van a ver a un gobernador con estos atributos, que son como títulos y honores, un exceso, porque el gobernador debe ser un ciudadano más. Los atributos deben ser el despacho y el sillón, a mí lo otro me parece un exceso. Por eso no he venido con la banda y el bastón, no tiene otro motivo y va con respeto y humildad a la provincia de San Luis”, dijo luego Rodríguez Saá, al finalizar la toma de juramento de sus ministros, criticando la banda y bastón que tanto le gustaba vestir a Poggi durante las asambleas legislativas.