El miembro fundador del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol elaboró un informe sobre el tema. El fútbol argentino atraviesa por estos días venturosos tiempos de revisionismo histórico. Pasaron muchos años para que se revirtiera una tendencia impuesta por la mayoría de los medios masivos, que registraba injusta y arbitrariamente la historia desde el inicio del profesionalismo en 1931. Durante décadas los futboleros asistimos indiferentes a la construcción de una verdad que omitía 40 años de fútbol no rentado y todo un recorrido de competiciones nacionales, paralelas a los campeonatos de Primera División, que permanecía olvidado en viejos archivos gráficos.
La etapa fundacional del deporte más popular de nuestro país había sido insólitamente discriminada, minimizada y escondida simplemente porque se pensaba que el hecho de cobrar para jugar al fútbol le daba a la actividad una seriedad que antes no existía. Tal concepto no resiste fundamentación alguna a la luz de los acontecimientos cotidianos, plagados de sospechas e irregularidades de todo tipo.
Títulos legítimos
Pero aquello que se sostiene en el tiempo sin una base de lógica tiende a desmoronarse tarde o temprano ante el sólo hecho de que surja el atrevimiento de cuestionarlo. Todo nació a partir del despropósito que consistió en darle al reciente partido disputado entre Vélez (Campeón del Torneo Inicial 2012) y Newell’s (campeón del Torneo Final 2013) el estatus de final para la obtención de un tercer título, en este caso de campeón de la temporada. El fútbol argentino cristalizaba su mayor mamarracho histórico: establecer tres campeones en un año y uno de ellos gracias al hecho de ganar un solo partido.
A partir de semejante absurdo surgieron con total derecho los reclamos de aquellos logros escondidos. San Lorenzo y River exigieron con éxito viejos títulos del año 36. Racing y Huracán fueron entonces por su glorioso pasado amateur, que permanecía oculto. Boca apoyó la causa desde una posición pasiva. Muchos otros clubes quedaron a la expectativa de ver reivindicados viejos lauros. Así surge inmensa y eterna la figura del enorme Alumni, el grande más antiguo del fútbol argentino, ganador de diez torneos oficiales en apenas once años de existencia y que tuvo su primera cancha en el barrio de Coghlan. Allí conquistó, bajo el nombre de English High School, el título inaugural de su brillante campaña, exactamente en 1900.
Y un día se hizo la luz finalmente gracias al empuje de historiadores, estadígrafos, periodistas y grupos de hinchas -principalmente académicos y quemeros- que lucharon intensamente por recuperar la memoria y revisar ese pasado insólitamente escondido. No se trataba de homologar los logros, porque esos campeonatos siempre fueron oficiales y estaban registrados en las Memorias y Balances de la Asociación del Fútbol Argentino. Sólo se reclamaba que se hicieran visibles, mostrarlos, para que la gente supiera que hay muchos más campeones que los que se conocían hasta ahora, por omisiones incomprensibles de cierto periodismo. Y vaya si lo consiguieron: hoy pueden verse en el sitio web de la entidad rectora de nuestro fútbol todos los títulos oficiales, homologados por la AFA, alcanzados por los clubes argentinos a lo largo de la historia.
La infancia del fútbol
Con respecto al amateurismo, hay un pionero que no puede dejar de nombrarse cada vez que se hace referencia al tema: Jorge Iwanczuk, autor de La historia del fútbol amateur en la Argentina, una obra única e imprescindible que detalla la etapa completa del fútbol argentino entre 1891 y 1934, año de finalización de los tiempos fundacionales. Luego vinieron otros trabajos que fueron recopilando datos faltantes, llevados a cabo por historiadores de prestigio como los del Centro de Investigación de la Historia
del Fútbol, que siguieron investigando una época que, a la luz de los hechos, cuesta creer que permaneciera escondida.
Quien firma esta nota publicó en este periódico hace trece años -junto a Germán Bellizzi, hoy conductor de TyC Sports- una investigación periodística titulada Elogio al fútbol amateur, que hacía referencia a la postura de algunos periodistas deportivos que insistían en registrar la historia de nuestro fútbol desde 1931. Sin embargo, las décadas precedentes están repletas de una gloria que no merecía seguir condenada al olvido. Por suerte, los medios más importantes hoy cuentan de manera unificada a los campeones amateurs y profesionales y en estos días se hicieron eco de la publicación en la web de la AFA del listado de 87 copas nacionales que se jugaron en nuestro país (Estímulo, Ibarguren, Escobar, Competencia, Beccar Varela, Suecia, Centenario y Argentina, por citar algunas de las más recordadas).
El asfixiado fútbol argentino ha recibido por estos días una bocanada de aire fresco que le devuelve prestigio. Las verdades ocultas algún día salen a la luz. Varias generaciones de jugadores, técnicos y dirigentes de aquellos años dorados, en que se jugaba por amor a la camiseta, merecían existir en la memoria colectiva. Y los protagonistas de aquellas queridas copas nacionales también debían tener un lugar en la historia de este juego que nos apasiona, pese a todo.
Títulos nacionales homologados por la AFA
Equipo | Ligas | Copas | Total |
River Plate | 35 | 7 | 42 |
Boca Juniors | 30 | 11 | 41 |
Racing Club | 16 | 12 | 28 |
Independiente | 16 | 9 | 25 |
Alumni | 9 | 8 | 17 |
San Lorenzo | 14 | 1 | 15 |
Huracán | 5 | 6 | 11 |
Vélez Sarsfield | 10 | 0 | 10 |
Rosario Central | 4 | 5 | 9 |
Newell’s | 6 | 3 | 9 |
Estudiantes (LP) | 6 | 2 | 8 |