Otro año, otro Cosquín Rock. La edición número 23° del Festival se llevó a cabo una vez más en el gigantesco predio del Aeródromo de Santa María de Punilla, Córdoba, éste pasado fin de semana. Y La Gaceta estuvo ahí una vez más.
Más de 100 artistas de variados géneros pasaron por los distintos escenarios para deleitar a las más de 200 mil personas que agotaron las entradas por primera vez en 23 años.
Este ya clásico festival del verano cordobés entretuvo con 12 horas de música por día, repartidas en 6 escenarios a lo largo de más de 7 hectáreas de predio, a cientos de miles de personas de todo el país.
Las dos jornadas contaron con la presencia de artistas nacionales tales como Fito Páez, Las Pastillas del Abuelo, La Vela Puerca, Ciro y Los Persas, Catupecu Machu, Divididos, La Delio Valdez, Conociendo Rusia, El Mató a Un Policía Motorizado, Las Pelotas, Juanse, Juan Ingaramo, Babasónicos, Estelares, Lisandro Aristimuño y Skay, entre tantos otros. Y como plato fuerte internacional contó con las actuaciones principales de Vetusta Morla DLD, Tiësto y LP.
Entre tanto rock nacional, internacional e incluso una apuesta electrónica muy fuerte, también hubo lugar para la fiesta y el cachengue con las fiestas Bresh, Polenta y Katana, que permitían a los valientes que aún quedaban en pie coronar 2 noches increíbles, en las cuales el clima acompañó a la perfección, ya que a pesar de que la temperatura bajó bastante debido a una ola polar que afectó a gran parte del país, no hubo presencia de lluvia.
Pasando de lo artístico a lo numérico, éste año se llevó a cabo una vez más un estudio de triple impacto, realizado por el área de Investigación y Extensión del Instituto Cultura Contemporánea, dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación. El mismo arrojó que ésta edición representó un movimiento económico de más de 9.000 millones de pesos (8.000 millones más que la edición previa), los cuáles se reflejaron en la organización, traslados, estadías, gastronomía y compras de productos y servicios de los concurrentes.
Más de 5.600 puestos de trabajo directo se generaron para el evento, los cuáles, sumados a todos los puestos indirectos generados a causa del festival en la región, se estima un número de más de 10.000 personas en alguna actividad laboral.
Otro dato importante a tener en cuenta fue una importante gestión de residuos que estuvo a plena vista ya que, teniendo en cuenta el altísimo número de asistentes, no se veían grandes cantidades de basura apiladas dentro del predio ni en el largo camino de ingreso o egreso, algo que llamó mucho la atención en contraste con otras ediciones o eventos afines.
Según el informe, se reciclaron unos 70m3 de residuos por día y 300lt de orgánicos por día, lo que representa un 40% de residuos “recuperados”, lo cuál es muy positivo ya que en éste tipo de eventos solo se logra recuperar entre el 5% y el 10%.
Gran parte de ésto se logró gracias al esfuerzo de unos 70 voluntarios de Ecosquin, que forman parte del área de sustentabilidad del evento y, claro, a la colaboración masiva de todos los presentes.
Como siempre, hubo mucha propuesta gastronómica a cargo de más de 20 food trucks dispuestos en un sector amplio y accesible, que ofrecían, entre otras cosas, hamburguesas gourmet, lomitos, helados, sandwiches de todo tipo, papas fritas, crepas, pollo frito, comida árabe, yogur helado, comida americana, carne asada y también opciones veganas y un puesto para celíacos.
Otros servicios como el de guardarropas fueron muy útiles para la gente, ya que el clima estuvo bastante fresco durante la noche.
Cabe destacar también el área de Salud, la cuál contó con 7 ambulancias full,3 hospitales de campaña,1 hospital móvil con quirófano, 13 puestos de Cruz Roja y 26 socorristas.
Sin dudas el festival más federal del país sigue dando que hablar año a año por su gran concurrencia y amplísima grilla musical para todos los gustos.
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