Cómo detectar el “síndrome de burnout”. Qué factores lo generan. El perfil de los trabajadores que más lo sufren.

Cada vez más profesionales argentinos sufren de ¨estrés laboral¨, o ¨síndrome de burnout¨. Frente a ello, en los últimos años se ha incrementado marcadamente la demanda de tratamientos médicos orientados a buscar una solución para este problema que termina por afectarlos tanto física como emocionalmente, haciéndose evidente no sólo en su espacio laboral sino también en el marco de sus relaciones interpersonales.

El síndrome de burnout, conocido tambien como ¨síndrome de desgaste profesional¨, fue descrito por Freudenberger en los años setenta. Aunque existen múltiples definiciones, la más conocida es la de Maslach y Jakcson (1986), que lo caracterizan como: la presencia de altos niveles de agotamiento emocional, despersonalización y una reducida realización personal”.
-El síndrome de burnout aparece cuando fracasan los mecanismos compensatorios de adaptación ante situaciones laborales con un estrés sostenido. Si bien  afecta a muchas áreas profesionales, no todos los trabajadores son capaces de detectar que algo les está pasando y buscar ayuda en función de ello. Es por esto que es necesario reconocer los síntomas y las consecuencias de esta afeccion, al igual que el tratamiento para su cura.

Perfil de las personas que padecen burnout

-El burnout se observa con mayor frecuencia en trabajos en los que hay un desajuste entre las demandas y los recursos, y especialmente en personas con expectativas idealistas que encuentran una realidad frustrante.

-“En el desarrollo del síndrome de burnout intervienen factores ambientales, culturales y personales. Entre los factores ambientales se ha observado que los trabajadores del sector servicios y los profesionales sanitarios y docentes son los que presentan mayores prevalencias de burnout.

-Respecto a los factores individuales relacionados con menor presencia de burnout, estos son: el optimismo, la afectividad, o la autoestima.
-Las consecuencias del burnout se resumen en un malestar generalizado de la persona expresado en el cambio de hábitos alimenticios, de descanso y de actividades recreativas. Muchas personas abandonan incluso sus rutinas físicas ya que el malestar laboral se traslada a los otros ámbitos de la vida personal.

Los tres síntomas más frecuentes

Los siguientes son los síntomas más comunes que manifiestan los trabajadores que sufren de estrés laboral, según nuestra experiencia en consultorio:

1-Cansancio o agotamiento emocional. Esto es lo que suele aparecer en un primer momento, y se caracteriza por una progresiva pérdida de las energías vitales y una desproporción creciente entre el trabajo realizado y el cansancio experimentado. Esto se puede detectar en personas permanentemente insatisfechas, quejosas e irritables. Refieren con frecuencia que comienzan a darse cuenta de que su trabajo se va convirtiendo lentamente  en una carga con connotaciones negativas. Pero los  cambios emocionales no se limitan sólo al ámbito laboral, sino que  también se hacen evidentes en el hogar. Estas personas vienen al consultorio esgrimiendo conflictos vinculares que en realidad no son más que parte de un problema mucho mayor, que es el estrés laboral.

2-Despersonalización. Este es un modo de responder a los sentimientos de impotencia, indefensión y desesperanza personal. En lugar de expresar estos sentimientos y resolver los motivos que los originan, las personas que padecen el síndrome de burnout muestran una fachada de hiperactividad que no hace más que incrementar su sensación de agotamiento, alternando con episodios de depresión y hostilidad hacia el medio.

3-Abandono de la realización personal. Esto se manifiesta en el progresivo retiro de todas las actividades que no sean las laborales vinculadas con las actividades que generaron el estrés crónico. Comienza a generarse pérdida de ideales y, fundamentalmente, un creciente apartamiento de actividades familiares, sociales y recreativas, creando una especie de autorreclusión y aislamiento. Los demás comienzan a percibirlo/a como una especie de fanático depresivo y hostil.