La banda de Villa Luro sorprendió con un poderoso y a la vez intimista recital al aire libre.

Ante un anfiteatro Ave Fénix a un 80% de su capacidad, a pesar de lo barato de las entradas y que no estaba habilitado el “campo”, Catupecu Machu sorprendió con un show muy diferente al que dio en 2007, en el marco del Potrero Rock.

Luego de un comienzo a toda máquina con “Confusión”, “Magia Veneno” y el excelente cover de “Plan B: Anhelo de Satisfacción”; el cantante, guitarrista y único miembro original de la banda, Fernando Ruiz Díaz, quizás todavía bajo los efectos de los shows electroacústicos con los que recorrieron los teatros del país, se mostró sumamente íntimo con el público, reflexionando sobre la televisión basura de nuestra época y el vertiginoso ritmo de vida de un rockstar.

Con esta temática en mente, y luego de conversar por varios minutos con el lejano público, Fer homenajeó a su hermano Gabriel y a Gustavo Cerati con dos temas a cappella, uno del nuevo álbum que sale a la venta mañana y un cover de “Persiana Americana” (de Soda Stereo), demostrando lo mucho que ha progresado vocalmente, un área en la que siempre flaqueó considerablemente.

A ese momento vocal le siguió una versión eléctrica de “Entero o a Pedazos” que, con un cuelgue sónico de Ruiz Díaz con su guitarra, coronó el momento íntimo de la noche, dando paso a canciones mucho más rápidas, como los clásicos “A veces vuelvo”, “Gritarle al Viento” y “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”, los cuales reencendieron a una audiencia un poco adormecida por los temas nuevos y otras zapadas del líder del grupo que fueron más largas de lo necesario.

El cierre, como no podía ser de otra manera, vino de la mano de “Dale”, esa sencilla pero súper adictiva canción de su primer disco, que aquí se vio convertida en un delirio eléctrico de casi 6 minutos de duración. Faltaron clásicos como “Eso Vive” o el oscuro “Viaje del Miedo” y sobraron zapadas, pero ese ambiente intimista pocas veces visto en un show al aire libre y la interacción con el público sirvieron para compensar esas falencias.

También quedará en el anecdotario que la visita anterior de Catupecu fue una de las primeras presentaciones de Sebastián Cáceres como el bajista de la banda, de la misma manera que la del viernes fue recién la tercera del nuevo baterista, Agustín Rocino.

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