“Quiero a mi hija”, fue el desgarrador grito de una madre.

“Quiero a mi hija”, fue el desgarrador grito de una madre que se escuchó incluso fuera del Complejo Sanitario. Por varias horas, el caluroso pasillo del nosocomio fue un permanente desfile de los tristes familiares de las niñas y de varios funcionarios del Gobierno que estuvieron parados sin hacer nada.

Las calles de acceso al Complejo Sanitario estuvieron cortadas por personal policial con el objetivo de que las ambulancias pudieran hacer un rápido acceso a la guardia. Además, fue por la puerta de la guardia por donde ingresaron al edificio los ministros de Educación y Transporte de la Nación, Juan Pablo Schiavi y Juan Manzur, respectivamente. En el orden provincial, ingresaron por esa puerta el Gobernador, Alicia Lemme y la ministra de Seguridad Berta Arenas, entre otros. Como no podía ser de otra manera, la cara de cada uno de ellos evidenciaba un gran pesar. 

La puerta principal del hospital era custodiada por personal policial que tenía la tarea de impedir el ingreso de curiosos, los cuales eran muchos dada la magnitud del hecho. Una vez que se ingresaba al edificio, se podía observar en un pizarrón una lista con las niñas heridas. 

Apenas se ingresaba en el pasillo izquierdo del nosocomio, eran visibles decenas de personas, la mayoría familiares esperando información sobre el estado de salud de determinada nena. En el pasillo, dos adolescentes lloraban abrazados para reconfortarse mutuamente y luego entraron al Salón de Actos, lugar donde se hacía ingresar a los familiares de las chicas. Por algunas horas, el ingreso y egreso de familiares fue permanente y el denominador común fueron sus caras de tristeza. 

Mientras los funcionarios estaban reunidos en una oficina frente al Salón de Actos, una madre, quien estaba fuera de sus cabales, pateó la puerta quejándose por el tiempo de espera para que le brindaran información sobre el estado de salud de su hija. En ese momento, un par de cámaras de televisión la empezaron a grabar, lo que desató la ira de un pariente de la mujer, quien pidió respeto, mientras se iba encima del camarógrafo, pero un funcionario judicial lo contuvo.