El testigo, vecino de la familia del chico maltratado, declaró que muchas veces llamaba a su hijo o a su mujer cuando estaba encerrado solo en su hogar. En una de esas ocasiones, tres fines de semana antes de que la criatura fuera hallada atada, el niño llamó a los gritos al hijo del testigo.
“Pedía comida agua, y no le podés negar a la criatura comida y agua, que mi hijo más que nada venia y me decía que (el niño) quería comida y yo le decía `bueno, tomá, llévale´”, dijo el testigo en la causa.
Se le alcanzaba la comida y bebida al niño por una ventana, y el hijo del testigo se volvía a su casa. En total se le dejó comida entre cinco y seis veces, según el testigo. Solamente una de las veces, la comida se la llevó su pareja, mientras que en el esto lo hizo su hijo.
En su declaración, el testigo aseguró que notó que al niño lo dejaban solo y encerrado desde hace tres o cuatro fines de semana atrás. Otro punto interesante es que nunca lo vio jugar fuera de la vivienda. Notó que el chico lo llevaban de la escuela a la casa y viceversa.
Lo relatado, como es de público conocimiento, desembocó en que el niño gracias a la denuncia del hijo del vecino, fue encontrado encadenado y con la mordaza de cinta transparente pegada a la cara de la que se pudo liberar por sus propios medios.
Cuando el niño fue liberado lo llevaron a la casa del testigo donde le dieron de comer. “A mí me miraba, me miraba de reojo. `Ud no se va a enojar si le digo algo…¿puede ser mi papa?´”, relató el vecino, quien explicó que ya tenía hijos.
“`Yo te voy a decir papa igual`”, aseguró el testigo que respondió el niño.