Se logró mediante un trabajo en conjunto de la Secretaría de la Mujer #Ni Una Menos, la Policía provincial y el Poder Judicial.
Desde la creación de la Secretaría de la Mujer, el 10 de diciembre del 2015, se realizaron diversas capacitaciones con personal policial y del Poder Judicial, y reuniones para coordinar trabajos en conjunto. A través de un trabajo en conjunto de la Secretaría de la Mujer #Ni Una Menos, la Policía provincial y el Poder Judicial, fueron detenidos en toda la provincia 139 agresores que violaron restricciones de acercamiento.
“Hay que destacar el cambio radical en el cumplimiento de las restricciones a raíz de la creación de los juzgados correccionales, se le da un tratamiento prioritario a las órdenes que puede dar un juez de familia, un juez de instrucción o correccional. Antes solía pasar que cuando se violaba esta orden de restricción de alguna manera sólo se le notificada a la persona que tenía una causa, hoy cuando estas personas son sorprendidas cometiendo algún delito quedan detenidas y a disposición del tribunal hasta resolver su situación procesal”, explicó Santiago Ortiz, juez Contravencional y Correccional de la Segunda Circunscripción Judicial.
Además, respecto a los datos estadísticos aportados por el Área Mapa del Delito de la Policía provincial, Marcela Spengler, responsable del Subprograma Protección de los Derechos de la Mujer de la Secretaría de la Mujer, señaló que “existían las restricciones, pero las mujeres no sabían que haciendo una denuncia formal podían penalizar al agresor; entonces, por más de que el juez establecía que no podía acercarse a menos de 200 metros, el agresor desoía esa orden judicial, y ese era el grave riesgo porque volvía a violentarse a la mujer”.
La funcionaria destacó que estas acciones más concretas de la Justicia y la Policía ayudan a las mujeres porque se sienten más seguras y perciben que hay respuesta de las instituciones en pos de protegerlas.
“Las mujeres nos dicen que antes sentían que a nadie le importaba su vida, todo quedaba en los papeles, nadie las asesoraba o informaba, y sentían que nadie podía hacer nada por lo que sufrían. También está el hecho de que ya no se sienten solas en esto y van perdiendo la vergüenza, una mujer para hacer la denuncia tardaba en promedio ocho años, ahora eso está comenzando a cambiar”, indicó Spengler.