“La demanda de alimentos a nivel global implica mayor producción de alimentos y esa necesidad golpea nuestras puertas en un ambiente semiárido. Llega para quedarse. Lo cual implica nuevos usos del suelo, explotados intensivamente con fines productivos. Eso impacta en el ambiente”, explica el Dr. Hugo Velasco, quien forma parte del Grupo de Estudios Ambientales del Conicet de San Luis.

“Empezamos a ver cuestiones que eran incompatibles con los estudios de la zona que uno tenía. Y ahí llegamos a esta cuestión que tiene que ver con un feedlot que está ubicado en la zona del Durazno Alto, que obviamente genera condiciones de contaminación que no son compatibles con lo que uno esperaría en la región”, comentó Velasco.

“En el agua viene barro, guano, cuando llueve mucho, bolsas plásticas, frasquitos plásticos y huesos de animales”, cuenta en el documental Jorge Alberto Sosa, un hombre que heredó el campo de sus padres y ha vivido toda su vida en Estancia Grande. “Nos contamina toda el agua, el aire, el ambiente”, agregó, refiriéndose al feedlot

A raíz de denuncias como estas, el Grupo de Estudios Ambientales (GEA) liderado por Velasco tomó muestras de agua en tres lugares distintos de Estancia Grande. La primera muestra, tomada de una parte del río que no se afectada por el feedlot, arrojó un resultado dentro de los parámetros normales de coliformes totales (gérmenes del tipo ambiental sin potencial patógeno) y de coliformes fecales (de origen en intestino humano o animal).

La segunda muestra de agua fue tomada en inmediaciones al feedlot y el resultado del estudio reveló que los coliformes totales presentan valores más altos, mientras que en los fecales se “observó un resultado ligeramente superior al límite máximo permitido”, explicó la doctora María Esther Escudero, del laboratorio de Microbiología de la UNSL.

La tercera y última muestra fue tomada en un lugar donde confluyen “aguas de los orígenes anteriores”. Estas muestras arrojaron, tanto para coliformes totales como fecales, valores muy altos. Excesivamente altos comparados con las referencias. Aparentemente hay restos óseos de animales, se observa también producción permanente de gases, posiblemente resultado de putrefacción en el fondo. El lecho debe tener abundantes restos orgánicos. Nuestros indicadores de contaminación fecal han dado excesivamente altos ahí”, señaló Escudero.

En base a estos resultados, Escudero recomienda establecer “un plan seriado de muestreo, para saber si las condiciones son permanentes o ha sido casual, si varían por condiciones climáticas, si hay lluvias intensas y ese problema desaparece o es permanente”.

Volviendo a Velasco, el investigador del Conicet remarcó que “aquí tenemos una situación puntual extremadamente grave”.

“Se puede ver no solo el impacto visual cuando uno va a un establecimiento que tiene miles de cabezas de ganado puestas en un ecosistema extremadamente frágil y vulnerable, que se condice, en valores de contaminación bacteriana, en el arroyo. Estamos en 100 veces más de los límites máximos permitidos. La situación es gravísima. Se necesita, por un lado, determinar responsabilidades de cómo un establecimiento de esas características se instala en ese lugar y prontamente intervenir sobre la cuenca para empezar a subsanar y remediar los problemas de contaminación que se han generado”, concluyó el doctor del Grupo de Estudios Ambientales.