La tormenta que causó estragos en San Luis tuvo su origen en una supercelda de enormes dimensiones que cruzó previamente General Alvear, Mendoza. Allí, un sistema de siembra de nubes altamente especializado logró reducir los efectos devastadores que podrían haber afectado al oasis cultivado, limitando el tamaño del granizo y minimizando los daños en la región.
En una entrevista con Radio 1 Alvear, Rubén Manzur, jefe del operativo y piloto con una extensa trayectoria en Fuerza Aérea y empresas de aviación, explicó: “Ayer el fenómeno fue, se formó una nube de 200 kilómetros cuadrados por 15 kilómetros de alto. Es un fenómeno natural en el cual se dio algo que no tengo conocimiento que se haya dado antes: un huracán con una manga de piedra. Los vientos estos de 120 a 130 kilómetros por hora y el granizo hicieron un arma letal”. Según detalló, la clave estuvo en el trabajo conjunto de dos aviones, equipados para sembrar las nubes tanto en su base como en su tope, y un equipo de meteorólogos “con nivel casi de científicos”, que monitorearon minuto a minuto la evolución de la tormenta.
“Tenemos las imágenes registradas que muestran cómo, antes de que la tormenta entrara al oasis, estaba largando piedras de tamaño considerable, que el piloto pudo ver. En el oasis, las fotos de radar muestran cómo el tamaño de la piedra disminuyó. Acá cayeron piedras de un centímetro, un centímetro y medio o menos, pero a 120 kilómetros por hora eso sigue siendo letal. Sin embargo, sin la siembra de nubes, los daños hubieran sido mucho mayores, con piedras del tamaño de pelotas de tenis o ping-pong”, señaló Manzur.
El piloto Luis Giordano, con 14 años de experiencia en sistemas antigranizo, brindó más detalles sobre el procedimiento. “Esta celda especialmente fue muy virulenta, tuvo topes muy altos y mucho viento, además de mucho granizo antes de que entrara a la zona cultivada. Trabajamos con los dos aviones, uno en base y otro en tope, donde los aviones dieron el máximo de su capacidad operativa. Usamos toda la pirotecnia que teníamos en la aeronave”, afirmó.
Según Giordano, el operativo comenzó con el patrullaje de la tormenta y se trabajó durante casi tres horas sembrándola continuamente. “Empezamos a trabajar antes de ingresar al oasis y, mientras cruzaba el oasis, bajaron considerablemente los parámetros. Una vez que abandona el oasis, la tormenta se regenera y llega a San Luis con parámetros mucho más altos”, detalló.
Manzur explicó que esta regeneración es un proceso dinámico: “El calentamiento en Alvear, en La Paz, en San Luis, hace que la tormenta no sea algo estático, sino algo que se regenera. Apenas sale del oasis, donde protegemos Alvear y San Rafael, el fenómeno se intensifica nuevamente”.
Pese al éxito en General Alvear, la tormenta se regeneró al salir del área protegida y retomó su intensidad, provocando graves daños en San Luis. En nuestra provincia, el uso de este tipo de técnicas para la modificación del clima ha sufrido grandes cuestionamientos el último año, con la aprobación de una ley que “prohíbe el uso de cualquier técnica, actividad, mecanismos, sistemas, y/o tecnología destinada a alterar y/o modificar artificialmente de forma directa e intencional la fase atmosférica del ciclo hidrológico en las etapas de condensación o precipitación, y/o provocar cambio artificial del clima, sobre el territorio de la provincia de San Luis”.