Esta mañana, Lucía Casares dio una conferencia de prensa en la que habló sobre el caso de su hija, Vanesa Schvedt, una mujer de 29 años que, en 2016, murió en la maternidad Teresita Baigorria luego de dar a luz. La causa de muerte fue una supuesta mala praxis y la causa, por la que hay 6 profesionales de la salud procesados, está calificada como “muerte agravada por la impericia y mal desempeño de la profesión médica”.
Si bien nunca fue confirmado, la muerte de Vanesa se habría desencadenado por un acretismo placentario, un cuadro médico de alta complejidad que requiere de una gran preparación previa al parto para evitar que la mujer muera tras el alumbramiento. Como este cuadro no fue detectado a tiempo, durante el parto la mujer sufrió un profuso sangrado que le terminó produciendo un shock hipovolémico. Esto fue agravado por el hecho de que, según denuncia la familia, le suministraron anestesia cuando tenía la presión muy baja.
“Llegó a las 8.15 y a las 8.33, con dos pujos, nació la bebé sin ningún tipo de problema, a partir de ahí yo no supe más nada de mi hija, hasta que me la entregaron en un cajón, el 30 de octubre, en la sala velatoria”, dijo Lucía Casares, hoy a la prensa, recordando una conferencia de prensa que dio en 2016. “Dije que si le decisión era que era mala praxis, a mí no me paraba nadie y no me va a parar nadie. Mi hija tuvo una muerte muy violenta, muy invasiva y agresiva”, contó la mujer, quien ha presenciado las audiencias de todo el personal de salud acusado.
Lucía también contó todo lo que ha vivido su familia desde la muerte de Vanesa. “Angelina tiene 6 años y medio, empezó la escuela. Mi nieto (Santino, de 18 años) vivía conmigo, pero en enero la fue a visitar y llegó con una decisión tomada, se fue a vivir con su hermana a Buenos Aires porque se encontraron y la nena no se separó más de él. El padre, al año y medio de que falleció mi hija, se fueron a vivir a González Catán”
“Mi nieta no conoce a nadie de su familia materna. Mientras las profesionales que atendieron a mi hija pudieron tener sus navidades y su fin de año, su cumpleaños y Día de la Madre, felices de la vida, Santino y Angelina no lo pudieron gozar”, remarcó la mujer, quien a pesar de las demoras confía que van “a llegar al juicio”.
Por su parte, el abogado Guillermo Lezcano comentó que la causa está en etapa preparatoria y próxima a juicio oral, aunque ha sufrido algunas demoras porque la otra parte alega “algunas cuestiones de procedimiento alegando que se han violado garantías constitucionales”. Al respecto, aseguró que “las imputadas y seis procesadas han tenido todas las garantías suficientes para hacer su descargo en la etapa preparatoria o de instrucción”.
Lezcano comparó esta estrategia de la defensa de los acusados con el caso de los rugbiers y Fernando Báez Sosa, ya que “en la etapa de iniciar el debate oral vino a interponer recursos que correspondían a la otra parte”.
En cuanto a las demoras, señaló que la causa fue afectada por la pandemia y por el hecho de que los abogados anteriores de Casares dejaron prescribir algunos plazos, por lo que se corre “el riesgo de que la causa prescriba”. Aun así, aseguró que van a pedir que “se aplique la sanción pecuniaria (monetaria) porque en la etapa civil, los colegas que estuvieron anteriormente dejaron prescribir el plazo de 3 años que existe para el resarcimiento civil”.
A esto se suma la causa penal, donde la “más complicada” es la anestesista, ya que habría anestesiado a Schvedt “cuando había bajado completamente su presión”. Lezcano señaló que 8 de los 6 profesionales de la salud que la atendieron están procesados y que el “objetivo” de la querella “es que realmente exista una condena”.