Como ahora el oficialismo tiene 8 bancas menos que en 2015, los diputados del interior finalmente van a trabajar.
Por años, el oficialismo de la Cámara de Diputados gozó de una tremenda comodidad en el recinto debido a su enorme superioridad númerica, gracias a la cual no tenían que negociar con las fuerzas opositores y ni siquiera gastarse en debatir los temas más polémicos ya que tenían el poder de aprobarlos con solo levantar sus manos al unísono.
Ese relajo de a poco se convirtió, especialmente para los diputados del interior, en la capacidad de poder faltar a cuanta sesión se les ocurra sin sufrir consecuencia alguna, ya que la presidenta de la Cámara, Graciela Mazzarino, pertenecía al oficialismo y nunca los sancionaba. Así fue como algunos legisladores, especialmente los del interior, llegaban a tener más de 12 faltas a las sesiones ordinarias, lo que equivale a más de 3 meses sin ir a trabajar y sin recibir apercibimiento alguno.
El relajo fue tal que Compromiso Federal perdió el quórum propio en más de una sesión verdaderamente clave, como lo ocurrido en agosto de 2014, cuando el oficialismo provincial todavía quería a Claudio Poggi y estaba desesperado por aprobarle sus cuentas de inversión 2013. Por aquel entonces, el oficialismo tenía 26 diputados, pero ese día había 4 ausentes. Sorpresivamente, la oposición se retiró, dejando a Compromiso Federal con 22 legisladores, cifra que no le alcanzaba para mantener el quórum de la sesión. Para solucionar esta situación, los de Compromiso Federal violaron alevosamente el reglamento, con una alocución de más de dos horas por parte de Graciela Corvalán, haciendo tiempo para que llegara desde Villa Mercedes la diputada Blanca Pereyra, quien guardaba reposo ya que recientemente había sido sometida a una operación de gran complejidad.
Situaciones como esta, en las que la oposición podía levantarse y dejar sin quórum a Compromiso Federal, se vivieron varias veces durante 2014 y 2015 y siempre debido a las ausencias de los diputados del interior.
Sin embargo, todo cambió a fines de 2015, con unas elecciones desastrosas para el oficialismo provincial, el cual terminó perdiendo la friolera de 6 bancas, quedándose de ese modo con 20 bancas, a 3 del quórum propio. Para colmo, al gobernador, Alberto Rodríguez Saá, se le ocurrió llevarse a Graciela Corvalán y Eduardo Mones Ruiz a su gabinete, por lo que la situación se convirtió en aún más precaria para el oficialismo.
¿Qué significa esto? Por un lado, que los diputados del interior ya no pueden darse el lujo de faltar cuando se les ocurre, por lo que las sesiones de este año, obviando a Corvalán y Mones Ruiz, han contado con una asistencia casi perfecta por parte del oficialismo provincial, demostrando que lo que hacía falta para que los diputados del interior, que son los que menos hablan y menos proyectos presentan, vayan a trabajar era una simple decisión política.